El argentino Leo Messi permitió ayer al Barcelona continuar enfrascado en su mano a mano liguero con el Real Madrid tras conseguir un doblete en el Ciudad de Valencia, el cual se tradujo en victoria culé (1-2) ante un Levante valiente y ordenado, que aguantó la ventaja en el marcador hasta los últimos 20 minutos.
No habrá ‘alirones’ ni cohetes madridistas en las dos próximas jornadas. El conjunto azulgrana sufrió, pero también lo hizo el Real Madrid para ganar al Sporting de Gijón en el estadio Santiago Bernabéu. De hecho, ambos tuvieron que remontar la osadía de su rival, en este caso, personificada en las botas de Barkero.
El ex de Real Sociedad y Numancia estuvo muy certero en la primera parte y comprometió a un adversario obligado al triunfo. El clásico que espera el próximo sábado será el partido deseado para los culés, que de ganar tendrían a tiro a su presa. Los blancos llegarán a la cita sabedores de que un tropiezo les sigue dejando con el bastón de mando.
El Barcelona necesitó de su máxima figura para voltear el 1-0. Barkero transformó un penalti cometido por mano de Busquets. El ecuador del primer acto daba el dominio a un Levante que creció con el balón, pero que propuso sin miramientos. La presión hablaba catalán y el cuadro ‘granota’ no pensó más allá.
Con el mismo patrón de juego que le ha llevado a ser la revelación de la temporada, los pupilos de Juan Ignacio Martínez buscaron el segundo a la contra, en balones largos a Kone. Pero no llegó la sentencia y Messi, para el que no hacen falta las palabras, buscó la cosquillas para dar con la tecla.
Con Xavi en el banquillo al descanso, la verticalidad del joven Cuenca dio aire fresco a los hombres de Pep Guardiola. El conjunto visitante maduró el balón y apostó por abrir a banda para machacar al espacio, pero no, tuvo que ser el ‘10 culé’ quien resolvió la papeleta.
Primero con un disparo lejano inapelable para un buen Munúa y, segundo, con un penalti que fue duramente protestado por los jugadores levantinistas. Sea como fuere, el de Rosario no falló y devolvió el pulso al duelo liguero entre los dos mejores equipos del mundo. El Levante, sin nada que perder, murió en el área de Valdés, pero el marcador no se movió.
Al término del choque, los jugadores del Levante acabaron indignados con el arbitraje de Teixeira Vitienes y con la actitud de Guardiola durante buena parte del encuentro. Según denunció Valdo, el técnico protestó reiteradamente al cuarto árbitro las decisiones de colegiado. «Guardiola se ha pasado el encuentro presionando al colegiado».
El futbolista ‘granota’ fue rotundo ante las cámaras sobre la jugada que provocó el 1-2: «No fue penalti, no existió. Esto es lo que tienen los grandes».
