Merkel recibió en la Cancillería al mandatario afgano en un momento en que el visitante se encuentra bajo la presión internacional por los escasos progresos de su Gobierno en la reconstrucción del país y cuando necesita el apoyo máximo para ser reelegido de nuevo.
Karzai explicó a la líder germana que uno de los problemas consiste en que la Policía no ha alcanzado todavía el grado de efectividad necesario para hacer frente a todas las amenazas. Por ese motivo, la canciller prometió hacer lo que esté en sus manos, siempre y cuando ello no constituya un aumento de sus efectivos desplegados, «pues Alemania ya hace lo que puede».
«Hay que lograr que la Policía consiga ser mejor en menos tiempo», apostilló Merkel, que quiso enviar un mensaje de apoyo al presidente, pero evitó hacer demasiados elogios.
Afganistán «va por buen camino», pero todavía hay «luces y sombras» y serán necesarios muchos esfuerzos, indicó. También subrayó que lo que no quiere es dibujar las cosas mejor de lo que están. Karzai, por su parte, agradeció una vez más todo lo que ha contribuido en la reconstrucción del país y resaltó que la inestabilidad es, sobre todo, patente en aquellas regiones donde no hay efectivos internacionales.