«España ha hecho mucho, pero tendrá que hacer probablemente más para lograr recuperar la confianza de los mercados», dijo Merkel durante un acto de las juventudes de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside en Brauschweig, en el norte de Alemania.
En su intervención, la canciller advirtió también contra una fallida quita o reestructuración parcial de la deuda griega, ya que la medida debe evitar tanto contagios como efectos de imitación. Igualmente, subrayó la necesidad de proteger y defender en esta crisis a otros países, además de Grecia, y reconoció que «naturalmente flota en el ambiente la pregunta de a quién más habrá que prestar dinero en Europa».
La canciller defendió el principio de subsidiariedad que rige en las administraciones locales alemanas para hacer frente a un creciente endeudamiento. «Si un ayuntamiento no tiene dinero es obligado a consolidar. Esta posibilidad debe darse también en Europa», declaró Merkel, quien indicó que eso no significa que Bruselas deba encargarse de elaborar los distintos presupuestos nacionales. En ese sentido, destacó que solo aquel país que no sea capaz de controlar su endeudamiento debería contar con una pérdida temporal de sus competencias. Reclamó, además, sanciones más severas y la denuncia ante el Tribunal de Justicia de la UE de aquellos socios comunitarios que no controlen sus finanzas y sufran un endeudamiento excesivo.
«Bruselas carece hasta ahora de competencias en ese sentido», reconoció, sin embargo, la canciller, y precisó que, si un país viola durante años el pacto de estabilidad y crecimiento, debe poder ser demandado ante el Tribunal de Justicia de la UE, con independencia de la autonomía presupuestaria de los distintos socios.
Merkel también aseguró ante su audiencia que «necesitamos más Europa y más capacidad de acción en ese campo», ya que de lo contrario no se llegará a una competitividad equilibrada de los países de la UE, afirmó Merkel, que pocas horas antes había lanzado un llamamiento a los socios comunitarios a dejar de «vivir del crédito», ante la crisis presupuestaria y de la deuda que afecta a varios países de la zona euro. «Hay que dejar de vivir por encima de las posibilidades de uno», afirmó la canciller en Wiesbaden.
Por otro lado, la UE iniciará en diciembre la discusión para reformar sus tratados con el objetivo de endurecer la lucha contra el déficit público, anunció ayer el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, a los ministros comunitarios encargados de Asuntos Europeos.
Al respecto, Alemania quiere que el procedimiento esté concluido como mucho en un año, según avanzó el titular alemán de Exteriores, Guido Westerwelle.
España no tiene inconvenientes con esa reforma, ya que permitirá fortalecer «la arquitectura de gobierno económico de la zona euro» y afrontar «en mejores condiciones» futuras crisis, explicó el secretario de Estado español para la Unión Europea (UE), Diego López Garrido.
En otro orden, El ministro polaco de Finanzas, Jacek Rostowski, y su homólogo británico, George Osborne, confirmaron ayer que la UE ha logrado un «consenso» sobre la recapitalización de la banca europea, aunque insistieron que es solo una parte del paquete integral anticrisis que los Veintisiete quieren aprobar.
«El Ecofin -el Consejo de Ministros de Finanzas de la UE- ha tenido conversaciones muy constructivas sobre la restauración de la confianza en el sistema bancario europeo», indicó Rostowski.
España, Italia y Portugal se resisten.- España, Italia, Portugal y el Banco Central Europeo (BCE) se resisten al plan de recapitalización de 100.000 millones de euros para la banca europea por considerar que la ratio de capital de calidad del 9% que se exigirá a las grandes entidades es excesiva, según han informado fuentes europeas. Además, España pide que las provisiones genéricas se contabilicen en la definición de capital de calidad, algo que sigue sin aceptar la Autoridad Bancaria Europea (EBA), que ya las rechazó en los test de estrés del pasado julio. Madrid y Roma reclaman también que se suavicen las condiciones que está previsto imponer a los países que acudan al fondo de rescate de 440.000 millones de euros. El plan de recapitalización de la UE ha sido objeto de duras críticas por parte de bancos españoles como el Santander y el Popular, que lo ven innecesario y consideran que los problemas de financiación de la banca se resolverían arreglando la situación en Grecia.
