La canciller germana, Angela Merkel, descartó ayer que Alemania participe en una ofensiva militar en Siria, pese al apoyo brindado a la declaración del G20 en la que se apunta al Gobierno de Damasco como responsable del ataque químico del pasado 21 de agosto a las afueras de la capital y se reclama una «contundente respuesta internacional».
Así, Merkel afirmó que «mi país no intervendrá en ninguna operación», aunque añadió que «debe garantizarse que el uso de estas terribles armas de destrucción masiva no se repita y que los responsables rindan cuentas».
Por ello, apremió la conclusión del informe de los investigadores de la ONU que estuvieron en el lugar donde se perpetró el presunto ataque químico y solicitó que se publique «tan pronto como sea posible».
La canciller alemana insistió en que la paz en Siria solo puede conseguirse a través de un «proceso político» y en que trabajará por que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas «adopte una posición consensuada» sobre la coyuntura del país.
En este punto, lamentó que no se haya podido encontrar una postura común casi nunca sobre Siria. A su juicio, si este organismo «pudiera ejercer más presión, podría procesar a los responsables del ataque y ponerlos a disposición de la Corte Penal Internacional. Entonces se aplicarían medidas al régimen del presidente Bashar al Asad, quien ha negado haber utilizado elementos químicos contra su pueblo».
Además, Merkel aseveró que Alemania ha registrado a más de 17.000 solicitantes de asilo sirios desde 2011, más de un tercio del total en la Unión Europea, razón por la cual instó a los Veintiocho a asistir a los refugiados, «especialmente si la guerra civil se alarga, puesto que podría ser necesario que Europa recibiera a más gente procedente de Siria».
«El foco de colaboración germana todavía está centrado en ayudar a los exiliados en los Estados vecinos de Siria. Alemania ha desembolsado ya 348 millones de euros sobre el terreno, convirtiéndose en uno de los mayores donantes del mundo», añadió.
Pese a las buenas acciones, Merkel no se libró de una enorme lluvia de críticas por descartar la participación de una de las principales potencias de la UE en una ofensiva contra Al Asad. De esta forma, la presidenta de Los Verdes, Claudia Roth, criticó «la política zigzagueante» de Merkel, mientras que el Partido Socialdemócrata lo tachó de «titubeo indigno».
Mientras tanto, el presidente de EEUU, Barack Obama, continúa con su mirada puesta en el Congreso. Y es que hoy vuelve, tras su receso vacacional, para debatir sobre el sí o el no a una acción militar limitada contra Siria.
Su apoyo es fundamental para llevarla a cabo, y el propio mandatario estadounidense es conocedor de ello. «Sabía que iba a ser un levantamiento pesado», señaló. Además, aseguró comprender que «cualquier indicio de más implicaciones militares en Cercano Oriente va a ser revisado con suspicacia», una forma sutil de hablar dada la fuerte resistencia con la que se encuentran los miembros del Senado y la Cámara de Representantes en sus distritos.
