La Unión Europea (UE) clausuró ayer la cumbre de Bruselas con la sensación de que, una vez más, la canciller germana, Angela Merkel, fue quien vistió los laureles del éxito: Berlín logró que sus socios comunitarios aceptaran casi todos sus puntos de vista.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE aparcaron la propuesta del presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, de crear un fondo anticrisis para los países de la eurozona, que podría encargarse de pagar las prestaciones por desempleo en naciones en recesión, una idea que apoyaban España e Italia.
En la hoja de ruta aprobada por los líderes europeos se elimina cualquier mención a esa hucha. En su lugar, los Veintisiete apostaron por crear «mecanismos de solidaridad», cuya única función será incentivar las reformas en los Estados miembros.
Durante el debate, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el primer ministro italiano, Mario Monti, defendieron el fondo para el desempleo y reclamaron que se concrete su funcionamiento. Pero la canciller alemana rechazó sus argumentos.
En su lugar, la mandataria alemana demandó que cualquier capacidad presupuestaria sea «muy reducida, de entre 10.000 y 20.000 millones de euros». Y pidió retrasar cualquier decisión hasta que se aprueben las perspectivas financieras para el período 2013-2020. Holanda y Finlandia no se conformaron con esto, sino que rechazaron que se cree un presupuesto para la eurozona.
Por su parte, el presidente francés, François Hollande, apuntó que este instrumento podría financiarse con los fondos estructurales que ya se destinan a las regiones, con la tasa a las transacciones financieras que van a poner en marcha 11 países o con créditos.
Mientras, el líder popular, Mariano Rajoy, aseguró que España seguirá «dando la batalla» para que el fondo anticrisis sea una realidad. «Cuando uno va a una negociación, pues lógicamente no puede pretender tener el 100% de sus pretensiones porque, entonces, no estaría ante una negociación sino ante otra cosa», explicó el jefe del Ejecutivo.
Los líderes europeos encargaron, además, a Van Rompuy para junio de 2013 propuestas concretas y calendario sobre otras dos cuestiones: un mecanismo para coordinar de forma previa las grandes reformas económicas nacionales que puedan tener un impacto en la eurozona y «la dimensión social de la unión económica y monetaria, incluyendo el diálogo social».
En la hoja de ruta aprobada, en lo que se refiere a la capacidad presupuestaria para hacer frente a lo que se denomina perturbaciones asimétricas -como una gran subida repentina del paro-, «no se nos ha encargado que trabajemos en ello con la perspectiva de junio de 2013», admitió el presidente del Consejo Europeo.
«Pero, por supuesto, la Comisión es siempre libre de poner sobre la mesa propuestas en este sentido», agregó Van Rompuy.
En el texto rubricado por los jefes de Estado y de Gobierno únicamente se concreta el calendario de las medidas que se adoptarán más a corto plazo. La «prioridad inmediata» es completar la aprobación de las normas de disciplina fiscal para reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y seguir avanzando en la unión bancaria.
En este sentido, Van Rompuy elogió el acuerdo del Ecofin para convertir al Banco Central Europeo (BCE) en el supervisor único de las grandes entidades financieras de la eurozona.
