Alemania, la principal economía de la UE no está dispuesta a poner en riesgo su propia prosperidad para sacar del apuro a los países que, con sus derroches y falta de control presupuestario, han acumulado déficits de tal magnitud que hacen peligrar su propia solvencia financiera y ayer rechazó las iniciativas propuestas para frenar la crisis de deuda que afecta especialmente a Irlanda, Grecia, Portugal y España y, de paso, restaurar la estabilidad del euro.
Así, la canciller germana Angela Merkel, se opuso frontalmente, lo que, de facto, equivale a un bloqueo formal, a la emisión de bonos conjuntos de los países de la eurozona y también se negó a aumentar el fondo de rescate de 750.000 millones de euros destinado a asistir a países con problemas para refinanciar sus emisiones.
El primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, había propuesto en el rotativo Financial Times la emisión de eurobonos para frenar la crisis de deuda de la eurozona y como remedio para reducir los costes de financiación de los países periféricos.
En una carta conjunta con el ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, publicada en dicho medio, Juncker sostenía que la emisión de esos activos enviaría un «mensaje claro» a los mercados y a los ciudadanos europeos sobre la «irreversibilidad del euro» y «detendría los problemas en los mercados de bonos soberanos».
El presidente del Eurogrupo pedía que en la cumbre de líderes que se celebrará el 16 y 17 de diciembre se apruebe asimismo la creación de una Agencia Europea de Deuda y se le dé el mandato de emitir gradualmente bonos por valor del 40% del PIB de la UE y de cada Estado miembro.
Ello permitiría crear «el mercado de bonos más importante de Europa, que alcanzaría progresivamente una liquidez comparable a la de los bonos estadounidenses». La Agencia Europea de Deuda financiaría hasta el 50% de las emisiones de los miembros, y podría llegar al 100% en el caso de los países que no logren financiación de los mercados.
Además, ofrecería la posibilidad de canjear bonos nacionales existentes, pero aplicaría un descuento a la deuda de los países con problemas. De esta forma se daría un incentivo a los Gobiernos para recortar sus déficits públicos.
«En nuestra opinión, el Tratado no permite ningún tipo de eurobono ni tipo de interés uniforme», sostuvo tajante Merkel, que volvió a defender una mayor disciplina fiscal por parte de los países de la eurozona.
Menos tajante, aunque tampoco demasiado entusiasta se mostró la ministra española de Economía, Elena Salgado, quien sostuvo que los eurobonos son una posibilidad «lejana», porque exigirían una reforma del Tratado de la UE.
