No hace nada de calor aquí», aseguraba uno de los primeros cantantes voluntarios que llegaba al trascoro de la Catedral con la partitura del Villancico a San Frutos celosamente guardada en una carpeta. Aparentemente ajeno al frío en la seo segoviana, con un teclado portátil, Ramón Masegosa esperaba a las voces masculinas -tenores y bajos- del coro más numeroso, más popular y más efímero de Segovia con los que estos días deberá preparar la interpretación de esta popular pieza que en apenas 13 minutos reune el sentimiento de devoción y cariño de Segovia hacia el patrono de esta ciudad.
Con una participación superior a la de años anteriores, los ensayos tienen como objetivo perfilar algunos de los detalles de la interpretación del Villancico, ya que tanto la letra como la música son perfectamente conocidos y asumidos por la práctica totalidad de los intérpretes. En esta labor se afana el director del coro, que con puño de hierro en guante de seda repite hasta la saciedad algunos de los momentos de la interpretación, de cara a que mañana la Catedral se inunde con la conjunción de voces y música en honor al Siervo Bueno y Fiel.
Desde los más veteranos intérpretes del villancico hasta los recién llegados, las explicaciones, comentarios y correcciones de Masegosa son asumidas con un respeto casi reverencial hacia el magisterio del director de la coral Voces de Castilla, que aprovecha las correcciones para introducir algunos matices didácticos que pueden ayudarles a mejorar su técnica vocal.
Arropado por algunos integrantes de la coral segoviana, Masegosa se muestra siempre exigente, quizá acuciado por la responsabilidad de dirigir una pieza musical cuyo valor trasciende lo musical y espiritual para convertirse en una seña de identidad de Segovia.
«Dejaros llevar por el texto». Masegosa pide a su coro que sienta cada frase de la letra del villancico creado por el maestro de capilla Hidalgo hace más de 130 años, y busca siempre la perfección en la interpretación de puntillos y corcheas. El mensaje es claro y así se lo traslada al coro: «Hay que procurar que el villancico mantenga la melodía, el ritmo y la armonía originales, y que su interpretación no sea tan tradicional que parezca una charanga»; y así lo asumen los cerca de medio centenar de voces masculinas que asistieron al primer ensayo en la tarde del pasado lunes.
Ayer fue el turno de las voces femeninas y esta tarde serán los músicos -en su mayoría alumnos del Conservatorio Profesional de Música– quienes completen las piezas de este delicado mecanismo. «Todos los años, San Frutos obra el milagro y el villancico suena muy bien -asegura otro de los cantantes- pero siempre es bueno ensayar para que quede lo mejor posible. El santo se lo merece».
