Cuando decidió instalarse en Segovia, en 1994, nunca había venido ni de visita. “Sabía que teníais el Acueducto y poco más; la primera vez que vine me salí tres veces con el coche antes de llegar al centro de la ciudad; no conocía absolutamente a nadie, y lo primero que hice fue ir a la Residencia Asistida, donde iba a trabajar, y comer en la cafetería”.
Fue precisamente su profesión de enfermero la que trajo a Marcos Tarilonte a Segovia, la ciudad en la que, a sus 43 años, lleva viviendo casi veinte. “Yo empecé a estudiar Clásicas en Valladolid, y después me pasé a Enfermería en Palencia; antes de terminar de estudiar, saqué plaza en Salamanca, donde estuve dos años, y después pedí una promoción interna y tuve que elegir entre varias posibilidades: Madrid, Santander, Soria…”
La proximidad a Madrid, la relativa cercanía a su Palencia natal y el hecho de estar en Castilla y León (aunque su plaza era en el entonces Inserso, ya se estaban tramitando las transferencias y no quería salir de la comunidad), le hicieron optar por Segovia. Recuerda bien su primera sensación al llegar: “Tuve sensación de pueblo, de un sitio muy pequeño, después de vivir en Valladolid y Salamanca; la verdad es que me dieron ganas de salir corriendo”, rememora entre risas.
Ahora sus sensaciones son muy distintas. “Con el tiempo la ciudad me ha hecho cambiar de idea; veo una ciudad accesible, con mucha calidad de vida; ni Salamanca, ni Valladolid, ni nada”, subraya para añadir que ahora mismo “no cambio por nada vivir al lado de la Plaza Mayor de Segovia”. “Me veo aquí hasta la jubilación; luego, los inviernos en Benidorm o en Gandía y los veranos en la calle Escuderos”, asegura con una sonrisa.
Desde el principio, Marcos mostró públicamente su condición sexual, en una ciudad en la que hace veinte años reconocerse homosexual aún era motivo de extrañeza. “Yo siempre he ido con la cara por delante, nunca he ocultado nada; al mes de llegar ya vivía con mi pareja de entonces y a la gente en Segovia les costaba salir del armario, de hecho sigue costando”, comenta, para añadir que le miraban “más bien con curiosidad; la verdad es que no he tenido problemas”.
Para dar visibilidad al movimiento LGTBHI (lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, heterosexuales e intersexuales), hace ya seis años que, junto a otros dos amigos, fundó Segoentiende; “la asociación la constituimos siete personas, de las que dos eran heteros; ahora somos cerca de un centenar, aunque muchos son simpatizantes”, explica, añadiendo que en estos días están ultimando todos los detalles para la Fiesta del Orgullo, que celebrarán el sábado 29 de junio, día de San Pedro.
Después de más de doce años como enfermero en Segovia, desde hace seis Marcos, sindicalista desde muy joven, está liberado y trabaja en CCOO. “Entré en Comisiones cuando todavía trabajaba en Salamanca, a raíz de una reclamación que hice a la Administración,; gané el juicio, y desde entonces ahí seguimos”.
