A sus 35 años, con cinco novelas, entre otras publicaciones, y varios premios en su currículo, Santiago Roncagliolo (Lima, 1975) es una de las jóvenes voces en castellano con mayor reconocimiento y proyección internacional. Ayer pasó por la Tertulia de los Martes para compartir con los lectores algunos secretos del oficio de escribir novelas, una tarea en la que, según explica, usa sobre todo su propia experiencia.
“Quiero explicar al público cómo escribo mis novelas, cómo uso mi propia experiencia, cosas que veo, cosas que leo… y para ello he traído unas fotos que hice en Tokio y fotos sobre inteligencia artificial, para a partir de ellas contar cómo surgió mi última novela, “Tan cerca de la vida”, comentaba ayer en unas declaraciones a este periódico, minutos antes de comenzar la tertulia.
En cuanto a los escenarios internacionales de sus novelas, Roncagliolo entiende que cambiar de sitio “y vivir una temporada en una ciudad que no conoces te abre las antenas, te estimula, te da ideas…” Así, el Tokio de “Tan cerca de la vida”, el Ayacucho de “Abril rojo” o el Caribe de “Memorias de una dama” permiten viajar al lector: “me gusta que los lectores viajen de la mano de mis libros”, afirma el escritor.
En cuanto a sus lecturas, otro punto importante en la construcción de la obra de casi todos los escritores, Roncagliolo explica que en cada momento de su vida “he leído muchas cosas, cosas muy distintas, y he tenido influencias muy diferentes”. Recuerda, por ejemplo, como a los ocho o nueve años su padre le llevó a una librería para comprarle su primer “libro sin dibujitos”. Él eligió “Tiburón”, “por el dibujo de la portada, en la que el tiburón perseguía a una mujer desnuda; debo ser el único escritor que se sabe el nombre del autor, Peter Benchley”, bromea.
“A partir de ahí he leído muchas cosas de cultura popular y también cosas de alta cultura, he sido muy omnívoro, aunque siempre he encontrado una referencia en la cultura popular”, señala.
