Que el Open Castilla y León de tenis ha atravesado uno de los momentos más críticos de su historia es un hecho evidente desde que la crisis económica estuviera muy cerca de hacer desaparecer uno de los mejores torneos challenger del circuito. Pero que poco a poco el Open está saliendo adelante también es un hecho evidente, tanto en el apartado organizativo, con algunos apoyos más con respecto a la pasada edición, como en el deportivo, con una lista de tenistas participantes de mejor ránking que el de años precedentes.
Así, el primer tenista del ranking que jugará en El Espinar será el checo Lukas Rosol, como ya avanzó este diario hace escasas fechas. Además, entre los inscritos de la trigésimo primera edición del Open Castilla y León destacan tenistas de la talla del polaco Jerzy Janowicz, que llegó a ser decimocuarto del mundo, y los subcampeones del torneo en las cuatro últimas ediciones: el suizo Marco Chiudinelli, el andaluz Adrián Menéndez, único español en el cuadro principal, y el sacador francés Albano Olivetti, uno de los ‘bombarderos’ del circuito, que siempre llega lejos en el torneo espinariego. A ellos se les une una pléyade de buenos tenistas, entre ellos varios jugadores habituales en la Copa Davis, asiduos a la competición segoviana y primeras raquetas de sus respectivos países como son Illya Marchenko, los cuartofinalistas en El Espinar 2015 Mirza Basic y Yannick Mertens, Kenny De Schepper, Marton Fucsovics, Luca Vanni, Ruben Bemelmans o Christian Garin.
La legión francesa no falla Entre los 22 inscritos del cuadro principal hay jugadores de 16 naciones. Como es habitual, destaca la legión francesa, con cinco tenistas; Bélgica y Bosnia suman dos, mientras que Argentina, Colombia, China, Egipto, Georgia, Hungría, Italia, Polonia, República Checa, Suiza, Ucrania, Uzbekistán y España aportan un jugador al Open. Con estos datos, la representación en el torneo espinariego crece en nueve países respecto a 2015, y en once respecto a 2014; el cuadro principal arranca siete puestos más arriba que en 2015, y diecinueve más que hace dos ediciones, mientras que el corte se produce ocho puestos más arriba que el pasado año.
Faltan diez tenistas para completar este cuadro final del Open Castilla y León, por lo que a los veintidós inscritos, habrá que añadir las cuatro wild cards, más los otros cuatro tenistas procedentes de la fase previa. Los dos últimos, acreedores de los denominados special exempts, corresponderán a jugadores que estuviesen en rondas avanzadas de un torneo precedente y que no llegasen a la fase previa del torneo; o, en su defecto, los dos primeros tenistas de la lista de suplentes.