Como cada mes de enero, personal de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha recorrido los humedales de la provincia de Segovia —un total de 38— para realizar el censo invernal de aves acuáticas.
El “inventario”, que se efectúa a nivel nacional desde el año 1978, pretende sacar una “foto fija” de la invernada de aves acuáticas, por lo que se intenta realizar de forma simultánea en todo el territorio. En Segovia, este año se ha llevado a cabo entre los días 13 y 21 de enero.
Como resultado de este trabajo, la Junta ha informado que el número de aves acuáticas observadas se sitúa en un horquilla entre 2.513 y 2.643 ejemplares, una cifra ligeramente menor a la de los dos últimos años [3.017 en 2009 y 2.932 en 2010].
La gran mayoría de los ejemplares (un mínimo de 1.967 y un máximo de 2.097) eran ánades azulones, también llamados reales. Otras dos especies, cormorán grande y cerceta común, también han sumado más de un centenar de ejemplares. Finalmente, los prospectores han visualizado otra decena de especies (zampullín chico, somormujo lavanco, garza real, cuchara común, focha común, ánsar común, ánade silbón, ánade friso y porrón común).
La mayor concentración, como ya es tradicional, se ha producido en el embalse de Linares del Arroyo (498 ejemplares). Los siguientes humedales en el ranking han variado con respecto a los años precedentes. En esta ocasión, el segundo “destino preferido” ha sido el embalse del Caserío de Allas, en Juarros de Riomoros (313 ejemplares). Los otros tres humedales que han acogido mayor número de aves acuáticas son la Laguna de El Espadañal, en Cuéllar (entre 237 y 367), la Laguna de La Iglesia, en Villagonzalo de Coca (270) y la Laguna de Caballo Alba, en Villeguillo (270).
Otros humedales con más de un centenar de aves acuáticas han sido la laguna de Navalayegua, en Cantalejo (202), y Los Porretales, en Lastras de Cuéllar (110).
Entre las curiosidades de este año, llama la atención el alto número de ánades silbones que ha acogido el embalse de Linares del Arroyo (90) y el bajo número de aves acuáticas en el Pontón Alto (únicamente 61).
Como suele ser habitual, los técnicos de la Junta han advertido que el valor de los datos antedichos es “relativo”, puesto que defienden que para sacar conclusiones de los mismos se requiere el análisis de una serie larga de años.
No obstante, los técnicos consideran que la diversidad de la invernada ha sido “muy baja” con respecto a años precedentes, posiblemente por la abundancia de agua en el campo, que puede haber propiciado una mayor distribución de las aves acuáticas por toda la geografía segoviana. En cualquier caso, los expertos afirman que Segovia “no es un lugar ideal para invernar”, debido a su elevada altitud sobre el nivel del mar.
Después de sus largas “vacaciones”, las aves acuáticas están ya preparando el viaje de regreso al norte de Europa. A finales de este mes o comienzos de marzo levantarán el vuelo, no solo en Segovia, sino en toda la Península Ibérica.
A nivel nacional se controlan anualmente cerca de 500 humedales, en los que suelen censarse alrededor de 150 especies, aunque hay fuertes variaciones interanuales. Los mejores lugares para ver patos son las marismas de Guadalquivir, el delta del Ebro, la Albufera de Valencia, y las lagunas de Villafáfila, en Valencia. En este último enclave, la mayor concentración de aves se produce entre los meses de noviembre y febrero. Además, la Reserva de las Lagunas de Villafáfila alberga más de 2.000 avutardas, constituyendo así el principal núcleo de esta especie a nivel mundial.
