Más de 120 sacerdotes diocesanos concelebraron ayer con el obispo de Segovia, Angel Rubio la Misa Crismal, que debería de celebrarse el Jueves Santo, pero que es trasladada al lunes para que los sacerdotes de toda la diócesis puedan asistir.
La misa solemne tuvo lugar en la Capilla del Santísimo Sacramento de la Catedral, que tradicionalmente acoge esta celebración previa a los actos del Triduo Pascual.
El prelado segoviano durante la homilía hizo hincapié en la importancia de la comunión eclesial, y se dirigió a los presbíteros manifestando que: «el sacerdote ha de vivir en estrecha comunión con la Iglesia universal a través de su Iglesia particular y en íntima conexión con el presbiterio de la diócesis y con el obispo que lo preside. La parroquia que el preside se ofrece como lugar de encuentro y de acogida de; superación de barreras culturales o raciales y religiosas buscando siempre la unidad con el vínculo del amor». También recordaba durante su intervención que «el sacerdocio de los presbíteros son una participación del único sacerdocio de Cristo, para el servicio de una misma y única Iglesia».
Como es habitual, desde hace varios años, la colecta que se realiza durante la misa, como expresión de caridad sacerdotal, se destina a un fin social. Este año los donativos serán enviados a la Iglesia de Sudan, en concreto al seminario de Jartúm de una de las diócesis del Norte del país donde los cristianos sufren mayor discriminación religiosa.
Durante la celebración, el obispo procedió a la consagración del Santo Crisma y a la bendición de los óleos de los catecúmenos y los enfermos, que serán empleado para la administración de los sacramentos en las parroquias de la diócesis.
Asimismo, los sacerdotes diocesanos renovaron las promesas realizadas el día de su ordenación. Finalizaron el encuentro fraterno con una comida en la casa de Espiritualidad.
