El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) alertó ayer de que más de 10.000 inmigrantes y refugiados se encuentran prácticamente varados en territorio serbio sin alimentos, ni abrigo debido al cierre de fronteras de países como Hungría.
“Falta comida, faltan mantas, están sin nada”, afirmó una portavoz de la plataforma desde la frontera entre Serbia y Croacia. “Sólo podemos decir que hay más de 10.000 refugiados en Serbia. Es como un gran río de gente y si se detiene el caudal, habrá inundaciones en otra parte. Eso es lo que está pasando ahora”, destacó.
El primer ministro serbio, Aleksandar Vucic, se reunió con el director de la oficina de ACNUR en Serbia, Hans Friedrich Schodder, para discutir sobre la crisis y la ayuda de su organización al Ejecutivo de Belgrado para afrontar este problema migratorio.
Según informó el Ejecutivo serbio en un comunicado, Vucic le agradeció a Schodder la ayuda que presta ACNUR y confió en que se mantengan las buenas relaciones entre ambas instituciones para ayudar a las personas que llegan de Oriente Próximo. Además, subrayó que su Gobierno dispuesto a dialogar con otros países de la región para encontrar una solución a la crisis de los refugiados.
Por su parte, la Comisión Europea instó a Hungría, Eslovenia y Croacia a cooperar en sus fronteras para gestionar la crisis de refugiados y confirmó que está en proceso de comprobar si las medidas promovidas por los tres países “son compatibles” con las normas europeas de asilo.
Unos 5.000 inmigrantes y refugiados llegaron en el día de ayer a Eslovenia, procedentes de Croacia, junto con otros 1.200 de camino en tren, según informó un responsable del Ministerio del Interior esloveno, que acusó al país vecino de no contener el flujo migratorio de manera adecuada.
