Seguro que no les dice nada este nombre. No más de diez personas de Segovia hemos tenido el privilegio de conocer y compartir con él algunos momentos importantes de nuestra historia personal. Soy uno de ellos. Sacerdote y Psicólogo clínico, murió el lunes pasado. Ya descansa en la paz del Señor, él, que en su vida pastoral y profesional ha ayudado a apaciguar muchas mentes y corazones agobiados por los problemas de la locura con sus alucinaciones, delirios, angustias y problemas de identidad u otros problemas personales y relacionales, a superar miedos paralizantes, descubrir las capacidades ocultas y encontrarse con el Dios Padre liberador, revelado por Jesucristo.
Les acerco hoy a Mariano Galve en su condición durante 16 años de Responsable Nacional de Pastoral de la Salud Mental y Capellán en el Hospital Psiquiátrico de San Baudilio de Llobregat (Barcelona), yo también lo era del Hospital Psiquiátrico de Segovia en los años ochenta. Cada año, -uno a uno- nos reuníamos en Madrid todos los que trabajábamos en la pastoral de los Hospitales Psiquiátricos de España para analizar, proponer, aprender y compartir nuestros conocimientos, problemas y alternativas. Hicimos mucho: rezar, iluminar, denunciar, proponer, subrayar: por ejemplo: la importancia de la familia, de la parroquia, de la comunidad y de la sociedad en general. Habría que revitalizar hoy esta pastoral, también en las parroquias.
Les acerco un retazo de una de sus Cartas a los Amigos de la pastoral psiquiátrica, la que escribió Mariano Galve el año 1988 para felicitar la Navidad, porque tiene plena vigencia en esta sociedad de hoy, aquejada de una cierta “locura”.
“Como en tiempos de Jesús, también hoy asistimos al fenómeno de la espantosa confusión. La ciudad de Babel se ha adueñado de nuestra geografía y de nuestra historia. Ya no sabemos cuáles son los límites entre lo permitido y lo prohibido. Estamos desorientados sobre los modos correctos e incorrectos. No estamos seguros de casi nada: de lo que es propio al hombre y de lo que es propio a la mujer; de lo que pertenece a lo sagrado y lo que pertenece a lo profano; dónde acaba la infancia y empieza la madurez; cuándo se empieza a envejecer. Ni siquiera podemos afirmar con seguridad dónde está la izquierda y dónde la derecha.
¡Benditos seáis, los creadores de identidades! Cuando ponéis límites al miedo y reducís la angustia, estáis haciendo posible la existencia de un lugar habitable. Cuando ordenáis defensas más maduras que la negación y la mentira estáis fundamentando el mapa de una ciudad solidaria. Cuando controláis vuestra propia violencia y superáis los modos más narcisistas y egocéntricos estáis levantando los muros de una casa. Y cuando os dejáis llevar por los impulsos más vitales y os mecéis en los ritmos del amor, el lugar, la ciudad y la casa se han transformado en hogar.
Como en tiempos de Jesús, también hay pastores, magos y estrella. En el fondo de la planificación del mundo -y hoy se planifica todo: hasta los niños y la propia felicidad- hay hombres y mujeres que poseen el don de la sorpresa. Por encima de todo el aparato controlador y paranoico- y hoy se controla todo: hasta la propia intimidad- hay hombres y mujeres que tienen el don de la sencillez y la inocencia. Y a pesar de la enorme tristeza de la vida -y hoy todo el mundo anda desencantado y deprimido- hay hombres y mujeres con ilusión y sueños.
¡Benditos seáis, los paridores de hombres y de ideas! Aquellos que todavía no habéis desesperado de los demás ni de vosotros mismos; quienes aún seguís creyendo que la locura tiene solución y que vale la pena detenerse en las cloacas del mundo para articular una sonrisa”.
“De año en año… soñamos un “mundo mejor” para todo el mundo y para hacer realidad el sueño hay que cambiar muchas cosas, empezando por nosotros mismos y que no siempre estamos dispuestos a hacerlo; muchos compartimos este “sueño” y la necesidad de “cambio” a nivel personal y global”. (Julián del Olmo)
Dios quiera que se convierta en realidad este “sueño” para el año 2023 que ahora estrenamos. Feliz año nuevo mejor.
