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Margarita se atusa

por Redacción
24 de marzo de 2016
Antonio Madrigal. Sin título. Técnica mixta sobre madera. 180 x 80 cms.

Antonio Madrigal. Sin título. Técnica mixta sobre madera. 180 x 80 cms.

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LUGAR: Palacio Quintanar (Fundación Siglo, Junta de Castilla y León)

Calle S. Agustín s/n. (Plaza Conde de Cheste, s/n.) 40001 Segovia

HORARIO:

Lunes y martes por la mañana, cerrado.

Martes, tarde, de 17:00 a 21:00 hs.

Miércoles a sábado, de 11:00 h. a 14:00 h. y de 17:00 a 21:00 hs.

Domingos y festivos, de 11:00 a 14:00 hs.

De febrero a marzo de 2016

Sorprende que Antonio Madrigal tenga que reivindicarse como pintor, que una y otra vez tenga que recordarnos que su obra pictórica va en serio y que merece todo su empeño y dedicación. Y esto después de toda una vida dedicada al arte de la pintura y de haber realizado más de cuarenta exposiciones individuales y colectivas. De manera radical solemos diferenciar su actividad de pintor y de humorista gráfico, priorizando su popularidad de humorista a la de pintor, como si cuando dibujara sus viñetas y sus tiras cómicas no fuera en realidad también un artista de primera dimensión, un dibujante preciso y potente, un colorista expresivo, un creador intenso a lo largo de una extensa producción de años y años en los más diferentes medios, con un estilo reconocible y aplaudido y un lenguaje exigente y depurado. La voluntad artística y creativa de Antonio Madrigal está por encima de soportes y medios y haga lo que haga, como decía Ramón Gómez de la Serna de Picasso, siempre torea con sus pinceles y sus lápices, con su humor y su crítica, su destreza y su sensibilidad. Basta decir que para algunos Antonio Madrigal es ante todo y sobre todo un inmenso pintor, un concienzudo y exigente dibujante, que como todos los grandes utiliza la línea y el color, las manchas y los silencios, porque en la pintura también hay silencios y son tan necesarios como en la música, para darnos una visión sincera y crítica de lo que las mujeres y los hombres hacemos o decimos con tanta seriedad como petulancia, con tanto acierto como desatino.

Antonio Madrigal, pintor. Pintor y defensor a ultranza de la pintura, con tanta dedicación como responsabilidad. Más allá de modas mediáticas y de artificios mercantiles Madrigal hace lo que sabe y sabe muy bien lo que pinta. De ahí que sus exposiciones sean tan cuidadas y laboriosas y que exponga con tiempos largos, sin precipitaciones, sin darnos sapo por rana.

Repaso mis notas y, salvo error, recuerdo de manera agradecida y emocionada las últimas y memorables exposiciones de A. Madrigal, la del Torreón de Lozoya en 1998, por cierto, con pretensiones de repaso biográfico, casi antológica, ya que abarcaba desde 1968 a 1998.

La exposición “Pintura que algo queda” (2007-2008) en la desaparecida y recordada galería Calart Actual de S. Ildefonso que para muchos tanto nos sorprendió e impactó, veíamos sus profundas reflexiones e inquietudes sobre la pintura, como reto y compromiso, y sobre la vida, como gesto y color. La pintura de A. Madrigal se manifestaba ya con tanta libertad como respeto.

Y la última exposición “El abrazo de baobab” (2010-2011) en la también desaparecida Galería África, última reencarnación de la mítica Galería Casa del Siglo XV de Segovia, después de un viaje a Senegal en 2010, como pintura de memoria con pinceles fieles a sus estímulos vitales. Pintura fetichista, simbólica y aventurera, cobijo y sombra, protección y resistencia, pintura sabia.

Baste decir de todas ellas que fueron excelentes exposiciones, testimonios admirables que de sobra mostraron y demostraron que Antonio Madrigal nunca más debiera pedir venia como pintor de tanta personalidad como obra valiosa.

Y ahora nos sorprende, años después, con una exposición igualmente valiente y valiosa en Palacio Quintanar de Segovia de sus obras de 2010 a 2015. Diecinueve pinturas y tres esculturas. “Margarita se atusa”, no solo es un titulo acertado sino también una titular sugerente, casi un manifiesto sincopado de su arte y de su estética. Siempre la figura humana, omnipresencia de la mujer en su pintura, dibujos esbeltos, de formas sintéticas y trazos esenciales. Arte como vida y testimonio, crítica y respeto, reflejo y mensaje. Emulando a Pablo Neruda, también la pintura de Madrigal es un fiel relato de su vida, confieso que he vivido, y mi pintura lo testifica, viene a decirnos Antonio Madrigal.

Fiel a su estilo, A. Madrigal emplea en sus obras un color contagioso y pastoso, una gestualidad compleja pero intimista, una expresividad rica e irónica, una dinamismo compositivo que quiebra esquemas, pero sin renunciar a los débitos de una memoria bien organizada. Pintura pintura.

Pintura vital y fresca, pintura madura y transgresora, pintura seria y irónica. Tal vez en esta exposición Madrigal sea más Madrigal que nunca. Temía que no le entendiéramos y menos le aceptáramos, al contrario. Como ocurre a tantos grandes, las pinturas de madurez de Madrigal son las más frescas y libres, las más expresivas y gestuales, las más serias y festivas.

“Margarita se atusa” nos introduce de forma personalizada en un mundo único, mágico, ritual, enigmático, como es el cuarto de baños. Escenario postrer de nuestras maltrechas libertades, como manifiesta el pintor. Y sin ninguna irreverencia es la mujer la protagonista dominante de ese mundo secreto y cómplice de tantas metamorfosis estéticas como transgresiones éticas. Y en cada cuadro se integran otros tantos géneros pictóricos, el paisaje como escenario de intimidades, el cuerpo como retrato de poses y gestos imaginarios, la amalgama de envases de cremas y colonias como mutantes bodegones de mil ficciones posibles, y todo organizado entre luces blancas cruzadas entre espejos que reflejan deseos y sueños, máscaras y personajes, atenciones y relatos fantaseados. Así las pinturas de A. Madrigal vienen a ser una iconografía cambiante de nuestra identidad dispersa y diversa, mutante e imaginaria. Nadie como la mujer para representar esa metamorfosis de identidades. Para sorpresa de Madrigal, su pintura es una reivindicación del papel protagonista de la mujer en la identidad transgenérica que ya vivimos y que tanto desconcierta a esencialistas de identidades rígidas y dogmáticas.

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Edición digital del periódico decano de la prensa de Segovia, fundado en 1901 por Rufino Cano de Rueda

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