La exposición “De mi real aprecio”, sí que es “memoria histórica”
La Historia de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III se exhibe en El Torreón del 9 de marzo al 2 de junio
Aplauso y admiración rotunda y a mogollón y parabienes en serie me merece la interesante muestra histórica que durante casi tres meses (9 de marzo a 2 de junio)se exhibe en las Salas del Palacio del segoviano Torreón de Lozoya, y no sólo por lo completa y bien montada, y por el interés del periodo histórico tratado, máxime para los segovianos, por tratarse del rey Carlos III, segundo monarca Borbón que estableció corte en el Real Sitio de San Ildefonso, y creó en Segovia, en el Alcázar, la Academia de Artillería, primer Colegio artillero del Mundo.
Aplauso en esta Segovia en la que se nos está habituando a ver proliferación de muestras tendenciosas o de un marcado matiz político, convirtiendo las exposiciones en mítines políticos, o escasamente disimuladas propagandas de la zapateril “Memoria histórica”, mostrando asépticamente un amplio período de nuestra verdadera Historia.
Aplauso porque habla de una Real Orden, ahora que tanto se carga la oportunista referencia a una pretendida nueva república, permitiendo o propiciando una sospechosa investigación de la vida y milagros de la familia real, feliz y eficazmente reinante, respetada en el mundo mundial, y muy querida en el mapa doméstico.
Aplauso porque habla de una Real Orden tan relacionada con la devoción a la Vírgen María, en tiempos de una más o menos oculta o abiertamente enemiga de la religión y de la Iglesia católica, a la que se intenta poner todo reparo y obstáculo, “ni agua”, como retirada de las “inexistentes” ayudas, ataques a la enseñanza religiosa, dificultades a los centros concertados, cuando no ataques directos, asaltos, burdas burlas, actuaciones públicas blasfemnas, pintadas o “scratches” a templos o cultos religiosos, o derribo de cruces y placas.
Aplauso porque, fiel a la trayectoria histórica que exhibe, la religiosidad de los monarcas pues creó el monarca tercero de los Carlos esta Orden para dar gracias a la Vírgen Inmaculada, de la que era muy devoto, que la condecoración lleva impresa su imagen, por el nacimiento de su primer nieto, al que bautizaron con el nada breve nombre de Carlos, Clemente, Antonio de Padua, Genaro, Pascual, José Francisco de Asís, Francisco de Paula, Luis, Vicente Ferrer, Rafael, siendo apadrinado por el propio monarca y el Papa Clemente XIV.
Aplauso porque en día de zapateril “Memoria Histórica”, en la que está, si no penado, sí políticamente incorrecto, pronunciar el nombre del Generalísimo Francisco Franco (con perdón), incluye en la galería de retratos de Caballeros de la Orden, entre los que, como caballero, figura la Reina Isabel II, al citado ex Jefe del Estado, siendo así fieles a la Historia que en sus páginas comprende este largo y controvertido período de 1939 a 1975.
Aplauso porque contiene una interesante sección dedicada a la orden en Segovia, con nombres ilustres como una larga nómina de Infantes de España, ministros, políticos, eclesiásticos, munícipes, militares, industriales, ingenieros, médicos, eruditos, advirtiendo que “la Orden se concede a ciudadanos españoles y extranjeros que hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación, contribuyendo de modo relevante, a la mejora de nuestra sociedad” (las comillas las presto yo), entre los que figura el Excmº. Sr. D. José María Fernández Ladreda (que erróneamente el tríptico cita como Martínez Ladreda), pues reconoce los incuestionables méritos que el polifacético hombre aportó a la nación, y de modo concreto, amplio y eficaz a la ciudad de Segovia, de la que fue declarado “Hijo Adoptivo”, por ser alumno, profesor y director de la Academia de Artillería, ciudad a la que aportó preocupación, valía y tiempo, trayendo a la ciudad la restructuración de grandes avenidas como la de la actual Constitución, o la que a él dedicaron, Fernández Ladreda, la electrificación de la línea férrea Madrid -Segovia, el abastecimiento de agua, arreglo de accesos a la ciudad…, y un largo etcétera, que así mismo propiciaron que se le concediese la “Medalla de Oro de la Ciudad”, serie de méritos que los actuales ejecutivos socialistas nacional y local ignoraron para, en cumplimiento de la rencorosa, o mal interpretada, “memoria histórica”, retirarle cualquier tipo de reconocimiento, por supuesto en contra de la opinión de los segovianos, y muy concreta y manifiestamente expuesta, incluso con miles de firmas, de los vecinos de su Avenida, con adhesión de banca, comercio, industria, despachos profesionales, que pedían seguir reconociendo tanto cariño y eficacia para Segovia, de esta indiscutible personalidad.
En resumen, una interesante y varia muestra para que la familia, los estudiantes, los segovianistas, disfruten aprendiendo, o aprendan disfrutando, ah, y también nuestros políticos. Todavía podemos ver en Segovia alguna exposición y algún evento que no esté adoctrinado, o impregnado de intención política, de rencor y revanchismo, especialmente cuando algunos sueñan alguna posibilidad de pasear por jardines palaciegos, viajar en “Fantón” del Ejército, vacaciones en regias estancias, o cocina “palaciega”a cargo de los estrellas Michelín…
