La Gimnástica Segoviana ha logrado la proeza de ascender con sus dos equipos de referencia: el senior y el juvenil. Muchos fueron los que acusaron de soberbia a sus entrenadores cuando plantearon desde el inicio el ascenso como único objetivo y ahora, con el éxito, todo son alabanzas. Así somos. Manu González, el de los mayores, ha logrado consolidar un modelo de juego que con matices bebe del preciosismo y verticalidad implantado en el equipo desde los tiempos de Antolín Gonzalo y que explotó Abraham García. Cuando salió del club García, lo más fácil para Ramsés Gil – por entonces director deportivo – hubiera sido prepararse el terreno para hacerse él mismo con las riendas del equipo, pero Ramsés jugaba con cartas marcadas cuando decidió apostar por Manu, por entonces segundo de a bordo. Los hechos lo demuestran. Los jugadores lo respetan, pero a la vez lo consideran uno de ellos, y su capacidad para elegir a un cuerpo técnico cualificado con pocos recursos está fuera de toda duda.
Los jugadores lo respetan, pero a la vez lo consideran uno de ellos
Tito Domingo, por su parte, tuvo desde el comienzo la titánica labor de integrar en el grupo a muchos jugadores nuevos, ajenos a la idiosincrasia del club. Y todo ello con el condicionante de no haber preparado nunca a juveniles. El camino ha sido duro, con fricciones propias de un vestuario cargado de testosterona, y en el que los jugadores siguen teniendo la sana aspiración de dedicarse al fútbol de una manera más o menos profesional.
Ambos, Tito y Manu, han demostrado ser buenos gestores de emociones en grupos heterogéneos, competentes entrenadores, y sobre todo muy profesionales. Enhorabuena.
