«Me han pedido unos buenos amigos que escriba unas líneas, la verdad es que escribir no se me da muy bien, pero hablar de balonmano con el corazón eso sí» (Quintín Maestro).
La frases descritas están recogidas en el libro ’35 años del Club Balonmano Nava’, (2012) del que son autores Agustín Campillo, Amador Marugán, Benjamín Redondo y Juan José Maroto. Todos ellos (junto con otros muchos nombres como el del actual presidente Julián Mateo), tan vinculados al referido deporte, tan entregados a él, tan sensibles a todo lo que rodea al Nava, que cuanto se pueda escribir sobre una afición tan grande, tanto en número como en saber estar, o del club, se quedará pequeño ante una gesta deportiva brillante.
Di la vuelta al nombre y apellido que encabeza está columna porque me encajaba mejor a la hora de escribir. De y sobre Quintín podría contar… Portero en su etapa de jugador, entrenador, directivo, presidente, ‘pedigüeño’ en nombre del club, de atender al informador en cuantas ocasiones -y fueron la ‘tira’ y un par de ellas más-, era necesaria su colaboración.
Luego, cuando quiso tomarse un descanso… se apartó centímetro y medio de la gestión directa del club.
Ahora, llegado este momento, ‘invitado’ como ha sido a ‘meterse en el lío’ de presidir la Delegación Provincial de balonmano, se ha resistido tanto que ha dicho que sí. ¿Alguien se podría creer que tratándose del deporte de su vida iba a echarse atrás?
De su gestión espero lo mejor. Seguro, segurísimo, que sacara a este deporte del largo letargo que lleva años padeciendo… con la excepción de una ‘isla’ conocida como Nava de la Asunción… y de apellido ¡ASOBAL!
¡Adelante, Maestro!
