“¿Cómo puedo ayudar?”. Durante meses, esta pregunta rondaba en su cabeza. Su principal objetivo era ayudar. Intentó hacer mascarillas. Llamó a asociaciones y al propio hospital. Pero ya tenían voluntariado suficiente. Sabía que la gente estaba colaborando. Y la segoviana Mercedes Pérez también quería hacerlo. ¿Cómo? Lo que había escrito al inicio de la actual crisis sanitaria, unido a la información que recopiló, lo plasmó en un libro: ‘La encerrona de la vida’. Lo publicó en junio. No tiene dudas de que los posibles beneficios los destinará a la lucha contra la pandemia. Esta vez, sí podrá ayudar.
Siempre le ha gustado la escritura y la lectura. El trabajo y el cuidado de sus hijos no se lo ponían fácil. No podía dedicarse en cuerpo y alma a la que es su verdadera pasión. Pero en el confinamiento encontró su momento. El estar en casa le permitió escribir. Era su vía de escape. Y su arma de desahogo. Combatió así la soledad.
En su obra, ha tratado de reflejar lo que ocurrió en aquel momento. El temor. La incertidumbre ante lo que sucedía. En especial, lo que sufrieron los más mayores. Su relato se remonta a unos meses antes de que estallase la pandemia. Su padre tomó la decisión de irse a la residencia. Sus hijos le apoyaron: “Iba a estar en su entorno y podría entrar y salir cuando quisiera”, explica. Pero todo cambió: pronto se quedó “encerrado” y no podían visitarlo.
Su historia se extiende hasta el mes de junio. Por aquel entonces, reinaba la ilusión por una vacuna que “pudiera sacarnos de este túnel”. Reconoce que lo pasaron mal. Al igual que parte de sus lectores con los que ha tenido feedback.
“Espero que esto sirva de recuerdo, no de olvido”, manifiesta. La pandemia ha trastocado la forma de vida de todo el que se cruzó en su camino. Pérez desea que esto sirva para valorar la libertad. Y, sobre todo, para aprender de los más mayores. De su sufrimiento. Y de su garra. El libro es su pequeño homenaje a este colectivo. Tiene clara la lección de vida que ha sacado: “Los ancianos son merecedores de que se luche con la medicina con ellos hasta el último momento”, declara.
De pequeña, soñaba con publicar un libro. Después de haber dedicado buena parte de su vida al cuidado de sus hijos, “se lanzó” a ello. Tenía la necesidad de honrar a quienes han estado (y siguen) en primera línea de batalla. “Si así puedo ayudar de alguna forma…”, reflexiona. Y es que de eso se trata. Como ella misma dice “ayuda, para poder ayudar”.
