La Tertulia de los Martes recibió ayer a uno de los grandes narradores españoles actuales, Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948), que utilizó su última novela, “La carta cerrada”, recientemente finalista del Premio de la Crítica de Castilla y León, para hablar del oficio de escribir, de la Literatura y del mundo de la novela.
En declaraciones a esta Redacción, minutos antes de su intervención en la Sala Caja Segovia, Martín Garzo explicaba que en sus novelas suele alternar “historias más realistas con otras más fantásticas, y ésta de “La carta cerrada” es de las primeras, porque tiene unas coordenadas espaciales y temporales muy claras, en el Valladolid de la posguerra, en el que se enmarca la historia de una familia que ha vivido una tragedia, la muerte de un hijo”.
En la novela conviven dos voces narrativas, la de la madre, y la del hijo que ha sobrevivido a su hermano. “La voz del hijo es la más objetiva, se ve la relación del niño con su madre, que es un tema que siempre me ha interesado y que ya he abordado en otros libros; es algo que me obsesiona y que en esta obra vuelve a salir”.
De hecho, el escritor reconoce que hay determinados temas “sobre los que siempre vuelvo, como la infancia, la búsqueda de la felicidad, la muerte, la presencia de la desgracia en la vida… De hecho yo diría que son temas eternos que están en casi todas las novelas”.
Desgracia
El escritor niega que “La carta cerrada” sea una novela sombría, aunque la situación de los personajes sea complicada y las decisiones que ellos adoptan no sean a veces las que les harían más felices. “No he querido hacer una novela sombría, aunque es cierto que trata temas duros, que habla de la desgracia, pero creo que son asuntos que no deben eludirse, porque forman parte de la vida”, sostuvo.
“En la vida hay muchos momentos de tristeza, y si la Literatura quiere reflejar la vida, no puede dejarlos de lado, pero no quiero llevar al abatimiento al lector”, comentó, para añadir que cree que la novela “no deja mal sabor de boca, porque habla del dolor, pero también de la vida, sobre todo de la vida; creo que en la oscuridad se puede encontrar una extraña luz, que a mí es algo que me interesa mucho”.
Psicólogo de profesión, cuando recibió en 1994 el Premio Nacional de Narrativa por su novela “El lenguaje de las fuentes”, Martín Garzo ya gozaba de prestigio en los ambientes profesionales gracias a sus tres novelas anteriores, pero también debido a sus críticas literarias y a su vinculación con la revista ‘Un ángel más’.
Sin embargo, se volvió un autor popular en 1999, tras la obtención del Premio Nadal por “Las historias de Marta y Fernando”. Nacido en 1948 en Valladolid, se confiesa hombre metódico y sin prisas. Nunca ha abandonado su ciudad. Entiende que “cualquier lugar contiene el mundo entero, los mismo conflictos, los mismos anhelos. Basta con saber mirarlos”.
