El director Kike Maíllo fue galardonado en 2012 con el Goya a Mejor Director Novel por su ópera prima de ciencia ficción ‘Eva’ y ahora cambia de registro en su segundo filme, ‘Toro’, un “frenesí” de violencia y supervivencia protagonizado por Mario Casas, Luis Tosar y José Sacristán. Según explicó ayer el director, esta película ha sido una reacción a ‘Eva’, cuyo final explota, se vuelve intensa y se revelan verdades ocultas. “Tenía ganas de trabajar en película en la que constantemente se viviera eso, donde el conflicto externo fuera muy obvio”, dijo.
‘Toro’ es un thriller de acción que transcurre durante 48 frenéticas horas, en el que dos hermanos se reencuentran después de cinco años y protagonizan un viaje en el que aparecen las viejas heridas del pasado y en el que se ven obligados a reconciliarse para salvar la vida. De esta forma, en ‘Toro’ Maíllo ha preferido concretar y, aunque aseguró que no está llamado para hacer “películas costumbristas ni naturalistas”, le interesaba que “los aspectos iconográficos de la religión y la geografía del andalucismo estuvieran en el filme”. Tal y como indicó, uno de los objetivos fue que la película funcionara como una experiencia, para huir del localismo y recurrir a un “frenesí” alejado de la calma del “día a día” al que está acostumbrado el espectador.
En este viaje, en el que el espectador se sitúa “al límite”, no hay momentos para el respiro ni para el drama y se perfila una violencia que aparentemente llega de Oriente. Sin embargo, en referencia a las influencias que pueden verse en este filme, Maíllo matizó que bebe de cineastas como Sam Peckinpah. En cuanto a los personajes, Maíllo señaló que Casas se aleja del galán y “del chico bueno con malas formas”. Aquí, en cambio, es “más oscuro” y “revela un demonio interno”. En cuanto a Tosar, el director indicó que “siempre trabaja en personajes muy férreos”, que creen mucho en lo que están haciendo y que son “muy duros”. “Aquí le sedujo hacer de un payaso y egoísta que mete en problemas a los demás, con una moral un poco extraña”, añadió.
Por su parte, Luis Tosar define a su personaje como un “cantamañanas” y un “estafador nato”, también “frágil”, que necesita la ayuda de un tipo fuerte para que le saque “las castañas del fuego”. En esta película, al igual que en ‘Eva’, hay una “apuesta por la estética” y un retrato de “una España extraña y bizarra, un universo estético y una narrativa muy áspera”. En el caso de Mario Casas, el actor experimentó una transformación física que le llevó a modificar su musculatura e incluso a ensanchar la mandíbula. En este sentido, Tosar agregó que el director llegó a tener dudas sobre este cambio porque “parecía un armario”. “A Maíllo le gusta la estética y quizás estaba demasiado feo y bruto”, reconoció Casas.
Finalmente, Maíllo destacó la capacidad de José Sacristán de interpretar a un “hombre miedoso en los 50” a meterse en la piel de un “mafioso”. Según manifestó el actor, interpreta a un “agente promotor y patriarca de la violencia” y “como contrapartida” la violencia se mueve con el objeto de retener al hijo que no tuvo, Toro.