Anda animada la provincia celebrando fiestas en honor de sus santos patrones, Cristos, Vírgenes o santos, a los que con tradicional religiosidad y devoción piden y agradecen por necesidades e intereses colectivos y particulares.
En el caso del Real Sitio, pueblo palaciego y serrano tan dado a tradición, fiestas y diversión, que a lo largo del año celebra actos y eventos singulares, tradicionales y populares, como la fiesta de San Antón, patrón de mascotas y animales domésticos, el San Ildefonso que le cede nombre, con misa al santo arzobispo de Toledo, por el rito mozárabe, en la ermita del santo, cuna y origen del pueblo, que mantiene la Hermandad de San Ildefonso fundada en 1742 por los jardineros de palacio; los originales y ocurrentes carnavales; su intensa y peculiar Semana Santa con la más impactante “procesión del Silencio”, de Viernes Santo, promovida desde 1804 por la V.O.T. franciscana; la colorista Feria Rociera y las fiestas en honor de Ntrª Srª del Rosario en Valsaín, con la demostración gabarrera de su equipo de cortadores de troncos; o eventos tan singulares como su tradicional “misa de la Pera” que cada 28 de agosto recuerda la costumbre de los monarcas de dar a los vecinos frutos de sus partidas reales; su populoso “mercado barroco” que retorna el pueblo al siglo XVIII; su histórica “Sargentada” reviviendo, reivindicativo-humorístico, el motín de los sargentos que tuvo lugar el 12 de agosto de 1836 durante la regencia de M.ª Cristina de Borbón; su brillante celebración de la Octava del Corpus por los jardines de palacio con participación de los alabarderos de la Guardia Real…; celebra el 25 de agosto sus ferias y Fiestas en honor de su patrón San Luis, y lo hace con actos tan singulares y propios como solemne misa en la Real e Insigne Colegiata de la Santísima Trinidad, el juego de sus monumentales fuentes palaciegas, los “encierros más modernos de España”, la travesía del “mar” a nado, o la popular y populosa “judiada” de 10.000 comensales, no pasando por alto sus Noches Mágicas, Festival GranJazz, Festival Internacional Noches del Real Sitio, o el Festival de Artes Escénicas…
Este año abre el portón de fiestas patronales el muy apreciado joven granjeño, vendedor de la ONCE, Daniel Martín Velasco, que si ya el pasado año repartió entre sus paisanos 10 cupones premiados con 35.000 euros cada uno, ahora reparte alegría desbordante dando la salida para su semana grande. A continuación del pregón y nombramiento de reina y damas se canta masivamente el himno de La Granja, himno que enronquece y emociona a granjeños de todas las edades, especialmente a peñas y juventud.
Pero creo que es frecuente que paisanos y visitantes que celebran con alborozo las fiestas patronales de cada localidad desconozcan la interesante Historia y las simpáticas historias que gestaron tal patronazgo, por lo que veo interesante que los granjeños y los muchos miles de visitantes que disfrutan de las jornadas festivas del Real Sitio, disfruten aún más conociendo al San Luis, rey de Francia, al que honran y dedican estos días de fiesta, convivencia y alegría.
Por la naturaleza gala del primer Borbón, Felipe V de España, fundador de la corte granjeña, era lógico que nombrase patrón del Real Sitio al santo francés, nombrando a Luis IX, también conocido como Ludovico Nono, canonizado por el Papa Bonifacio VIII, cuya festividad de “San Luis rey de Francia”, personaje muy querido en Francia y muy ligado a España, se celebra cada 25 de agosto.
Hijo de Luis VIII “el León” y de la infanta castellana Blanca de Castilla, hija de Alfonso VIII, reina madre que tuteló a Luis hasta su mayoría de edad, por lo tanto, primo carnal del rey hispano Fernando III, también santo y rey.
Casó con Margarita de Provenza, hija de Ramón Berenguer V, con quien tuvo once hijos, sucediéndole en el trono el tercero de ellos, Felipe, apodado “El Atrevido”. Su eficaz reinado es considerado como “Edad de oro del medievo”. Amplió el poder de la corona imponiéndose al rey inglés y a los señores feudales.
Conocido por su piedad y caridad; aprobó las leyes que prohibían la blasfemia y también prohibió todas las formas de usura, juego y prostitución. Fue el único monarca galo elevado a los altares, por ello llamado “El Rey Santo” o “El Rey Monje”.
San Luis recuperó la reliquia de la “Santa Espina” y mandó construir la “Sainte Chapelle” en París para preservar en ella la singular reliquia.
Luis IX fue el último monarca que combatió en las Cruzadas, muriendo en Túnez en la octava, el 25 de agosto de 1230, a causa de la peste.
Está enterrado en el panteón de San Dionisio en París, aunque sus restos han sido ampliamente distribuídos, y muchos destruído por la Revolución; hay dedos o falanges, costillas, huesos de maxilares y demás reliquias del “prolífico” esqueleto de San Luis en una iglesia de la isla Tisaën (Noruega), en las abadías de Poissy (ciudad natal del rey santo) y Royaumont (Francia), monasterio de Santa Brígida (Suecia), Catedral de Praga…
Al final de sus días, a modo de testamento espiritual, recomendaba a su hijo y sucesor : “…y que el Señor te dé la gracia de cumplir su voluntad de tal manera que reciba de ti servicio y honor, y así, después de esta vida, los dos lleguemos a verlo, amarlo y alabarlo sin fin. Amén”.
Estoy convencido de que se disfruta más lo que se conoce, y cuántos vecinos y visitantes disfrutarían más contentando al cuerpo, sí, en las fiestas, pero mucho más si, como propina festiva, cultivan el espíritu ampliando los saberes sobre sus patrones, como la curiosa transición en 1618 de la devoción de Santa María del Caloco a la actual del Santo Cristo del Caloco en El Espinar, o las bonitas historias de Ntrª Srª de la Aparecida en Valverde del Majano, o la de La Soterraña en Santa M.ª la Real de Nieva, la de El Henar en Cuéllar, El Pinar en Cantalejo, la del Castillo en Bernardos…, o incluso, los muchos pasos que ha tenido el Santo Cristo de “El Robledo”, en este mismo Real Sitio, que realizado en 1954 por estudiante de Bellas Artes que hacía milicias universitarias, según otra versión por un soldado que cumplía su mili en cocinas, en el granjeño Campamento de IPS de “El Robledo”, con diferentes emplazamientos, la actual, de 1997, movió a su devoción a empleados del Patrimonio Nacional que cuidan y mantienen la imagen, en la que han colocado una placa con la jaculatoria “Al Cristo de nuestra Esperanza”, obra del escultor segoviano Gregorio Herrero, profesor en la Escuela de Arte Superior y Diseño “Casa de los Picos” en Segovia, que, por continuidad y tradición, introdujo la cabeza de la anterior imagen en el interior de la actual. Casi tres cuartos de siglo, en los que ha superado dura climatología e incluso atentados de intolerancia o gamberrismo.
Habrá ocasión de comentar el impactante hallazgo de “La Aparecida”, que tanto disfruté cuando el año 2003 daba el pregón de las fiestas en Valverde, o la curiosa condición que ponía el obispo de Segovia para reconocer las apariciones de La Soterraña en los pizarrales de Santa M.ª la Real de Nieva, o el cirio que ardía en la fuente en que se mostró la Vírgen de El Henar, o “las mojadas” de Caballar y el caso del Obispo Benavides que en 1558 que, incrédulo, quedó atascado su coche de caballos en el barrizal, o el por qué de la recién celebrada fiesta “del diablilo”, de Interés Cultural Provincial, en Sepúlveda…
El conocimiento de las cosas y los hechos amplía el placer de su disfrute. Felices fiestas patronales a todos los segovianos que en estas jornadas veraniegas honran a sus Cristos, Vírgenes o santos, y en el que tan justamente su cronista llama “Paraíso”, las dedicadas al rey santo galo y medio hispano.
