Desde la más grandiosa ciudad hasta al más humilde pueblo de nuestro entorno, actúan como un ser vivo que, por determinadas razones, nacen crecen, se desarrollan y pueden llegar a morir.
Su proyecto de vida y de futuro, sus comunicaciones y su fuerza, desde un punto de vista económico, marcan a menudo la diferencia. Este es el caso de Abades, con sus casi 900 habitantes ha conseguido una infraestructura de industria y negocio que aseguran su existencia por muchos años. Sucursales bancarias, comercios de alimentación y establecimientos hosteleros, son habituales por sus calles. Por otro lado, la ganadería, centrada en la producción de cochinillos, o la distribución y comercialización de cereal, completan el panorama, nada desolador, sino todo lo contrario, del entorno.
Desde la empresa Octaviano Palomo S.A., la de mayor volumen de la zona, Pedro Palomo, destaca la ubicación de la localidad por encontrarse en el cruce de la carretera que va desde San Rafael hasta Santa María La Real de Nieva. Define a sus vecinos como “emprendedores” y a la localidad como “cómoda para vivir”. Resalta que está aumentando de manera importante el número de viviendas pero con un desarrollo urbanístico muy “contenido” que no ha variado la tipología del pueblo y, por lo tanto, no tiene imagen de localidad-dormitorio, algo que sí ocurre en otros lugares, y que en el caso de Abades ha permitido mantener su imagen y modelo de vida de pueblo castellano…
