La corrida de toros de Villacastín que repetía ganadería tras el éxito conseguido el pasado año en esta misma plaza, aunque con diferente cartel, no alcanzó ni muchísimo menos el nivel precedentes. En esta ocasión, los toros tuvieron una correcta presentación, alguno bonito de veras por lámina y cuajo, pero en cuanto a juego, siendo generosos se pueden destacar por nobles los tres últimos del encierro.
Pechó con el que abría plaza, un toro cárdeno, cujado y cinqueño, al que apenas si esbozó unos despegados lances. En este caso, aunque he significado la condición de mal toro, lo fue realmente desde la mitad de faena, antes se mostró incluso pastueño por el pitón izquierdo. El salmantino intentó torear con medición y tacto, pero los intentos quedaron en simples conatos o medios pases. Faena válida en los inicios y destacar la entrega y pundonor del torero. Mal con la espada.
Buenos los lances y la media verónica para saludar al cuarto toro de la tarde. Muy bien trazados los derechazos y el largo pectoral. Vibrante el toreo de López Chaves con pases variados en los conceptos fundamentales, aunque pronto hubo de desistir de torear al natural por la cortedad del morlaco. Hacia el final, la faena bajó enteros y los muletazos fueron ejecutados a base de porfía y sin ligazón alguna. Mató de gran estocada con concesión de dos orejas.
Simples capotazos a su primer antagonista, un toro paradote y sin recorrido, además de flojo y sin clase alguna. Técnicamente intentó un toreo de recursos pero no pasó de un discreto conato que no fue a mayores… ni a menores tan siquiera. Varios pinchazos y silencio.
Con el buen quinto toro de la tarde que ofreció un gran pitón izquierdo, el bilbaino de Ortuña bordó el toreo en base a crear muletazos plenos de cadencia y ritmo donde el temple fue el rey supremo. Relajo, estética, impulsos vitales y una técnica muy bien concebida y aplicada al toreo fundamental. Baja la mano y corriendo el engaño hasta la misma cadera, desarrolló una faena llena de luces, de emotividad y por supuesto de alto nivel torero. A mime encantó sobremanera el toreo al natural del más puro concepto, componiendo la figura y llevando al toro perfectamente hilvanado en la muleta. Cortó dos orejas..
Leandro aplicó la mejor técnica para tratar de ligar pases. Plantado en la cara del astado, adelantando el engaño y tirando con decisión del toro y éste parado y sin clase alguna.
El francés estuvo inseguro con el mal ejemplar primero de su lote al que toreó bien a la verónica cerrando con dos vistosas medias. Quite con dos nuevos lances. Parado y mansurrón el de Adolfo Martín no permitió florituras y apenas y a base de tirones se arrancaba para quedarse en mitad de la suerte. Un mulo sin clase y sin energías además. Más encimista, Román tuvo un momento de lucidez hacia final de faena y en tablas, por donde ligó tres muletazos de cierta consistencia pero sin más. Pesimo manejo con la espada.
Al que cerraba plaza, buen toro, lance y media tan sólo. Bonito el trasteo incial y seguido excelente tanda de naturles y excelso pectoral. Toreo en redondo con medidos muletazos que se repiten en dos consecutivas series todas abrochadas con sendos pases de pecho. Se suceden lo olés para acompañar la buena faena del galo que torea al natural trazando muy finamiente los muletazos, entonados, asépticos y prolongados. Magnífica faena que tuvo fases de impactante emotividad y que remató bien de buena estocada, lo que le valió las dos orejas.
Primer festejo de feria. Novillada con picadores. La plaza registró buena entrada. Novillos de Jandilla de buen juego. Salvador Barberán, saludos en ambos. Alejandro Enríquez, una oreja de su segundo novillo. Y El Nico dos orejas del que cerraba plaza.