Mariano Rajoy inició la campaña electoral en Sevilla. José Luis Rodríguez Zapatero se quedó en casa, en la Moncloa, dejando evidente que no se va a vincular excesivamente en una campaña electoral de la que puede salir un PSOE vapuleado y perdedor, según las encuestas. Porque ése es el quid de la cuestión: los sondeos. La estrategia de las campañas de los partidos está muy condicionada por las consultas que encargan y los estudios que publican los medios de comunicación.
Rosa Díez dio el pistoletazo de salida en Madrid. Todos coinciden en que solo en esta región podría lograr alguna representación UPyD. Artur Mas, por su parte, quiso estar en la mal llamada pegada de carteles en Barcelona, a pesar de que en Cataluña no se celebran autonómicas, pero los analistas afirman, unánimemente, que la Alcaldía de la ciudad podría pasar por primera vez a manos de los nacionalistas, perdiendo el PSOE su hegemonía.
Por esa razón, porque las encuestas indican que Sevilla capital podría tener nuevamente alcalde del Partido Popular, Rajoy viajó la noche del jueves a esa ciudad; por eso, Zapatero no se molestó en acompañar en su inicio de campaña a un Tomás Gómez al que le auguran los peores resultados del bloque socialista en la Comunidad de Madrid.
El último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) era tan negativo para la formación de Ferraz, que el día anterior a hacerse público, el director de ese organismo -que apenas lleva seis meses en el cargo pues su antecesora fue despedida según las malas lenguas por insistir en la precariedad socialista- aseguró en el Congreso de los Diputados que el estudio se había realizado antes de que José Luis Rodríguez Zapatero anunciara su decisión de no presentar nuevamente su candidatura a la Presidencia del Gobierno.
Ese mismo argumento se escuchó en boca de distintos dirigentes de Ferraz el pasado jueves y, aunque se les notaba muy preocupados por los resultados de la encuesta, que se sumaban a los que habían publicado días antes medios de comunicación afines al PSOE, se aferran a los que realiza el propio partido para mantener la esperanza.
Y es que José Blanco, responsable de la campaña y del comité electoral, tiene fama de manejar muy buenos sondeos y sobre todo de realizar muy buenos pronósticos. No hay que olvidar que aconsejó a Pérez Touriño y a José Montilla adelantar sus elecciones regionales porque en caso contrario podían perder las Presidencias de Galicia y Cataluña. No le hicieron caso y… Blanco tenía razón.
Pues bien, los sondeos que manejaba el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento el mismo día que se publicaba el CIS, y realizados ya tras el anuncio de Zapatero, coincidían en términos generales con los del Instituto, con alguna diferencia: el Gobierno de Extremadura continuaría en manos del PSOE y, en Asturias, el partido de Álvarez Cascos lograría más representación que el PP. En cuando al Ejecutivo de Castilla-La Mancha o la Alcaldía de Sevilla, la balanza se inclinaría en un sentido o en otro en función de cómo se desarrolle la previa a las elecciones. El PP recuperaría con facilidad el Gabinete de Baleares, incrementaría el voto en las regiones en las que ya gobierna, podría lograr algún nuevo alcalde de importantes ciudades gallegas en las que se había quedado a muy poco de la mayoría absoluta y, desde luego, el PSOE perdería, con toda seguridad, la importante Alcaldía de Barcelona.
El PP, que no realiza sondeos, pero cuenta con expertos que saben pulsar lo que se percibe en las regiones y municipios, y además dispone de los informes que realiza el analista y sociólogo Pedro Arriola analizando las tripas de los que se hacen públicos, maneja datos que le hacen pensar que Cospedal puede ser la próxima presidenta del Gobierno manchego. Decidía la provincia de Ciudad Real, pero al parecer ya no es tan relevante su resultado, porque en Guadalajara podría deshacerse el empate entre PSOE y PP a favor de este último partido, y en Toledo estaban a punto de llegar a la misma situación. No contaban con un buen resultado en Asturias, donde sus datos no reconocidos en público coinciden con que Cascos está logrando más votos de los que pensaban en un principio, y piensan también que pueden gobernar los ayuntamientos de todas las capitales andaluzas. Como el CIS y el PSOE, cree que Aragón, donde Luisa Fernanda Rudí logrará un gran resultado, dependerá de los pactos postelectorales. Tanto Ferraz como Génova están muy pendientes de no criticar al PAR, pues ese partido tendrá en su mano la gobernabilidad. Como en Canarias, donde también coinciden CIS, PSOE y PP en que todo está abierto, pues los sondeos ofrecen un panorama en el que los tres bloques mayoritarios se dividen los votos sin excesivas diferencias entre ellos, un día es el grupo conservador el que está por encima en los sondeos y otro el socialista, con CC muy próxima.
