La contenida reacción que tuvieron el viernes los representantes sindicales tras la aprobación en el Consejo de Ministros de la reforma laboral se avivó ayer cuando el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, aseguró que estas medidas están escritas «por la pluma» de la CEOE y la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), de corte liberal.
«La reforma no se justifica ni por el contexto, ni por la formas, ni en sus contenidos», afirmó Toxo en una rueda de prensa junto a su homólogo de UGT, Cándido Méndez, y añadió que supone un «desmantelamiento» del derecho del trabajo. En este sentido, aseguró que los cambios en el mercado de laboral son los «impuestos» por el FMI, el BCE, Alemania y Francia. «Parece una democracia vigilada», criticó. «La reforma puede acelerar la destrucción de empleo en España», advirtió.
Ante tales medidas, los sindicatos anunciaron que celebrarán manifestaciones en toda España el próximo 19 de febrero para convertir la calle en un «clamor» contra estas iniciativas gubernamentales aprobadas por decreto.
«La reforma es una intervención radical en las relaciones laborales», recalcó Toxo, poco antes de anunciar un calendario de movilizaciones «ascendentes».
Por su parte, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Fátima Báñez, continuó defendiendo la complicada reforma argumentando que el objetivo de la misma es evitar que haya más despidos en las empresas españolas y aseguró que la nueva regulación ha sido «muy pensada».
«Lo que queremos es que no haya despidos», aseguró la política conservadora en una entrevista, en la que también afirmó que la nueva regulación laboral reconoce los derechos adquiridos de los trabajadores.
Báñez explicó que durante la actual crisis económica se ha despedido a «muchos» trabajadores porque a los empresarios y a los empleados «les han quedado muy pocas opciones para adaptarse a la realidad económica que viven hoy en día».
La otra cara de la moneda la representa el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien también tuvo duras reflexiones para este paquete de medidas de flexibilización del mercado laboral, ya que, desde su punto de vista, abarata el despido con la fórmula del «todo a 20», algo que entiende solo conducirá a tener «más paro» en el país.
De este modo, advirtió de que todos los contratos pasarán a tener indemnizaciones de 20 días de salario por año trabajado. «Es una operación de abaratamiento del despido como no se conocía », reprochó al Gobierno.
Por ello, apuntó que el PSOE se va a oponer a la reforma laboral igual que hará contra los recortes en derechos sociales. «A los trabajadores les ofrecen despido, despido y despido» en vez del necesario «empleo, empleo, empleo», enfatizó criticando las medidas del Ejecutivo de Mariano Rajoy durante su intervención en el Comité Autonómico de la Federación Socialista Asturiana.
«Esta es una reforma que va a conducir a más paro este año», vaticinó incidiendo en que el contrato para jóvenes «esconde una precarización intolerable». «Les ofrecen a los jóvenes un contrato de un año con despido libre», añadió el socialista.
