Después de tres semanas residiendo en Segovia, donde “se han visto retados por su luz”, los pintores pensionados regresan hoy a sus casas, repartidas por España, dado que los quince componentes del grupo provenían de todas las facultades de Bellas Artes —a excepción de La Laguna—, a los que se añadía un estudiante en la Casa de los Picos de Segovia.
Los últimos días han resultado “especialmente intensos” para los jóvenes artistas, pues se les pidió que pintaran en la calle Real o en sus inmediaciones, para que los segovianos y los visitantes pudieran observar su modo de crear del natural y, si lo consideraban oportuno, hablaran con ellos. Aunque a la mayoría no les apetecía convertirse en un espectáculo, aceptaron gustosos, conscientes de que su presencia interesaba a la gente y, además, contribuía a promocionar la exposición con sus mejores obras.
A la hora de hacer balance, Juan Antonio del Barrio, coordinador del curso 2014, no duda en asegurar que ha sido “satisfactorio”, si bien “muy laborioso para todos”. Los alumnos, según dice, no han dejado de asistir a conferencias, ver lugares para empaparse de su paisaje, y pintar. Y ello le ha supuesto a él y al también académico de San Quirce Francisco Lorenzo Tardón, que ejercía como director artístico, un notable esfuerzo de organización. En cualquier caso, ayer, cuando se clausuró la anual exposición de los pintores pensionados, Del Barrio y Tardón estaban contentos. “Entre los 15 artistas se ha establecido un diálogo muy interesante, que les ha permitido debatir sobre diversas cuestiones de arte durante esta semana”, señala Del Barrio, quien añade que los artistas “se van encantados con el curso, con la ciudad y la complicidad que ha surgido entre ellos”. Para los propios académicos de San Quirce ha resultado sorprendente comprobar, un año más, cómo, mirando los mismos elementos del mismo paisaje, cada uno de los alumnos ha personalizado en el lienzo su visión con una técnica diferente, con distinta metodología, recreando lo visto, dejándose llamar por dentro por la luz de Segovia, por sus formas y su aire. En definitiva, “sintiéndose libres ante la realidad”, de acuerdo a la expresión utilizada por Del Barrio.
Entre los quince alumnos se han creado relaciones de amistad que, a buen seguro, acabarán siendo provechosas artísticamente con el paso de los años. Entre ellos “han hecho buenas migas”, como demuestra que cuando tuvieron que colocar sus obras en la sala de exposiciones no surgió ningún problema entre ellos. Primó el respeto y la generosidad.
Acabado el curso 2014, Del Barrio y Tardón son conscientes que San Quirce debe ahora empezar a trabajar “para asegurar la edición del año próximo”. En ese sentido, y aunque valoran que las instituciones “siempre responden” y que “gracias a ellas el curso se salva año a año”, no ocultan que San Quirce suspira por alcanzar un acuerdo de mayor duración, de forma que se garantice su continuidad. “Queremos que el curso continúe siendo un importante evento cultural segoviano, del que no se pueda, en ningún modo, prescindir”, concluye Del Barrio.
