Poco dura la alegría en la casa del pobre. La reapertura de los cuatro cotos de pesca intensivos de Segovia (Revenga, Coca, Carrascal del Río y Fuentidueña) fue recibida con gran alborozo por los pescadores. Sin embargo, a renglón seguido, este colectivo, ya acostumbrado a escuchar malas noticias, se ha llevado un nuevo jarro de agua fría al conocer las tasas que deberá pagar en 2013. “Brutales” o “abusivos”, han sido dos de las palabras utilizadas por los pescadores segovianos en los últimos días al referirse a los pagos que tendrán que afrontar este año.
Un ejemplo está en la boca de los afectados. En 2011, un pescador que sacara un permiso para ir a practicar, durante una jornada, su deporte preferido al coto intensivo de Revenga, debía abonar a la Junta 10,80 euros. Tras el cierre de dicho coto en 2012 —al igual que los de Coca, Carrascal del Río y Fuentidueña—, este año se podrá volver a echar la caña allí. Eso sí, previo pago de 20 euros. Hay un ‘detalle’ que irrita sobremanera a los pescadores. En 2011, el cupo de capturas de trucha arcoíris en los cotos intensivos era de ocho, cifra que ahora ha quedado reducida a seis.
“Me indigna el afán recaudatorio de la Junta”, declara el pescador segoviano Armando Martín, uno de los componentes del Consejo Regional de Pesca. Él, un veterano pescador, dice que “si el incremento de precios repercutiera en beneficio de los ríos, yo lo aplaudiría”, aunque teme que no será así. “Por el precio que vamos a pagar, esperamos que la Junta llene los ríos de peces”, ironiza. Desde su punto de vista, “lo mínimo que debería hacer la Junta ahora es dar explicaciones de por qué el aumento de precios y a qué se va a dedicar la recaudación, si a repoblar los ríos, a aumentar la guardería o a qué”. Martín dice haber escuchado a algunos pescadores defender que “con los precios tan altos que han puesto y los escasos guardas que hay la mejor opción es hacerse furtivo”, una postura que este miembro del Consejo Regional de Pesca no apoya, aunque cree que refleja el malestar del colectivo. “Con esas condiciones, habrá muchos pescadores en la región que no saquen permisos”, concluye Martín.
La licencia anual de pesca, obligatoria para todos aquellos que deseen pescar, es otro motivo de enfado para los pescadores, pues costará este año 15 euros, lo que supone un incremento del 65% con respecto a 2012, en el que se pagó por ella 9,05 euros.
Las subidas afectan también a los permisos en cotos. Además de los ya citados 20 euros por un permiso en un intensivo, aquel pescador que desee practicar la pesca sin muerte en un coto tendrá que abonar 14 euros.
Este último caso es, para Luis San Miguel, propietario de un establecimiento dedicado a la caza y a la pesca, “un abuso” de la Junta. “No es normal que a un pescador que va a pasar un rato y devuelve al río las truchas que coge se le cobre 14 euros”. San Miguel, que escucha cada día en su negocio las quejas de los pescadores , augura que, con el incremento de precios, “habrá muchos permisos que no se van a dar”. Es más, estima que la Junta, lejos de aumentar la recaudación, disminuirá sus ingresos, pues un buen número de pescadores optará o bien por no renovar su licencia de pesca o, si lo hace, no solicitar permisos en cotos.
Tanto Martín como San Miguel coinciden en que la decisión de la Junta de incrementar los precios irá en detrimento de la pesca, pues asestará “otro golpe” a una actividad que tiende a decrecer, de forma lenta, en Castilla y León, una comunidad en la que el año pasado se expidieron cerca de 181.000 licencias.
