Elsa González, desde hace unos meses presidenta de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE), que agrupa a más de 14.000 profesionales, acudía por primera vez a una reunión del jurado del Premio Cirilo Rodríguez. En unas declaraciones a EL ADELANTADO traza un panorama poco alentador del sector de la comunicación, en el que los despidos y el endurecimiento de las condiciones laborales conviven con una pérdida de prestigio e imagen por parte de los profesionales ante la sociedad y ante los políticos.
Elsa González recordaba, tras la reunión del jurado del Premio Cirilo Rodríguez, que el Observatorio de FAPE cifra en 3.670 los puestos de trabajo perdidos en el sector de la Comunicación desde el comienzo de la crisis económica, mientras en el INEM casi se dobla esa cifra, y Pedro Farias, responsable del informe anual de la revista Periodistas, que edita la Asociación de la Prensa de Madrid, asegura que en unos meses se llegará a 10.000 periodistas parados, muchos de ellos buscando el primer empleo.
“La verdad es que la situación es muy complicada y seguramente estamos ante uno de los retos más difíciles que ha tenido esta profesión en los últimos 50 años. También es cierto que la sociedad no es la misma y que ahora demanda información, algo que no ocurría hace medio siglo. Además, en este momento las herramientas, los soportes, nos permiten fomentar ese periodista-emprendedor, porque hay muchas posibilidades, en internet y fuera de internet, que no estamos sondeando”, resumió González.
En su opinión, “los editores profesionales yo diría que ni están ni se les espera, pero también es verdad que los periodistas hemos perdido flexibilidad, que nos hemos adocenado un poco en nuestros lugares de trabajo, y hay muchísimas opciones de empleo que apenas se están buscando; tenemos que penetrar en ese mundo”.
Recortes
Para la presidenta de la FAPE, los medios de comunicación “se han marcado como objetivo el recorte de empleo, han emprendido desde hace unos dos años una reconversión absoluta del sector, pero ese cambio no tiene un objetivo, más allá del propio recorte de empleo”. “No sabemos hacia dónde quieren ir, me atrevo a decir que ni ellos mismos lo saben, y éste es un problema grave para la comunicación en general”, añadió.
Elsa González entiende que, en este contexto de crisis, “los políticos están tomando posiciones, y estamos asistiendo a situaciones impensables hace unos años, como las ruedas de prensa en las que no se permiten preguntas o los bloques electorales impuestos a las televisiones”, contra los que la Federación emitió recientemente una nota pública.
“Los periodistas hemos perdido imagen y capacidad de influencia ante la sociedad, pero sobre todo ante los políticos, y estamos viendo cosas impensables. Parece mentira que tengamos que hacer una nota pidiendo que se respete la independencia de los periodistas, porque las consecuencias al final las sufrirá toda la sociedad”, explicó, para concluir que la única salvación para el periodismo “está en los propios periodistas, en que seamos capaces de trabajar sin apearnos del rigor y la ética”.
Agua de borrajas
El veterano periodista Gervasio Sánchez, ganador del Premio Cirilo Rodríguez en una de sus primeras ediciones y miembro del jurado, denunciaba el lunes la hipocresía de las potencias occidentales ante situaciones como la de Libia. “Los dictadores están siendo colocados contra la pared por sus propias poblaciones, a las que hemos traicionado históricamente, mientras muchos de nosotros estamos diciendo mentiras a la opinión pública, en vez de asumir nuestras responsabilidades”, declaró para cuestionar que Gadafi “sea hoy en día el peor enemigo del mundo, cuando hace tres años aquí le vendíamos armas, como en Estados Unidos, en Francia, en Alemania, Italia o Inglaterra”.
“Me temo que las ansias de libertad de los jóvenes árabes se van a quedar en agua de borrajas, que se van a imponer los dictadores o personas aledañas al poder que están esperando su oportunidad para seguir haciendo lo que les da la gana”, explicó Sánchez en unas declaraciones a este periódico.
En esta línea, expresó su temor a que en los países árabes “pase algo parecido a lo que pasó en América Latina con la recuperación de la democracia tras las dictaduras, que se ha recuperado para las clases dirigentes, pero hay muy poca democracia para las clases bajas; que sí, mejor la democracia que la dictadura, pero que no es todo tan bonito como a veces nos quieren hacer ver”.
