A las montañas Simen, en el norte de Etiopía, solo se accede por senderos muy estrechos. Con varias mulas para cargar el material, Sebastião Salgado y su equipo, compuesto por una docena de personas, tardó dos meses en recorrer a pie cerca de 800 kilómetros. Captar en imágenes uno de los lugares más recónditos de la tierra, ajenos aún a las agresiones del progreso, merecía semejante esfuerzo. Fue uno de los 32 viajes que, a lo largo de ocho años, realizó el mítico fotógrafo brasileño, Premio Príncipe de Asturias en 1998 y embajador especial de Unicef, para su proyecto “Génesis”, que muestra en 38 fotografías, todas en blanco y negro, la grandeza de un mundo natural donde el impacto ha sido mínimo.
La muestra fotográfica, con imágenes absolutamente espectaculares, ha llegado a Segovia de la mano de la Obra Social “la Caixa”, en colaboración con el Ayuntamiento de Segovia, en el marco del proyecto de la entidad “Arte en la Calle”; una propuesta para aproximar el arte a las personas fuera del marco habitual de museos y salas se exposiciones. Por eso, la exposición se ubica al aire libre, en el Paseo del Salón. La alcaldesa, Clara Luquero, el delegado general de “la Caixa” en Castilla y León y Asturias, Jorge Gutiérrez y el representante de la obra de Sebastião Salgao en España, Miguel González, inauguraron ayer la exposición, de fotografías de gran tamaño, enmarcadas en estructuras metálicas, que podrá contemplarse hasta el próximo 3 de septiembre.
“Génesis” muestra paisajes, animales y personas que han sido capaces de escapar de la influencia del mundo moderno en regiones polares, bosques y sabanas tropicales, desiertos abrasadores, montañas dominadas por glaciares e islas insólitas. González explicó que durante 8 años, de 2004 a 2012, el fotógrafo brasileño viajó a lugares remotos del planeta para mostrar la grandeza de la naturaleza, en espacios donde el impacto humano ha sido mínimo.
El espectador descubre extraordinarias imágenes de lugares que no han cambiado en milenios, como gigantescos desiertos y tierras heladas de la Antártida, cordilleras imponentes o bosques tropicales; pero también animales en su hábitat natural, desde pingüinos, leones marinos y ballenas en el Antártico y el Atlántico Sur hasta leones, ñúes y elefantes de África. A las impresionantes imágenes de paisajes y vida salvaje se unen las de retratos íntimos de tribus que viven en espacios naturales recónditos, con ancestrales hábitos de vida.
“Salgado ha visitado los parajes más bellos, aquellos que todavía preservamos de la agresividad y de la invasión del progreso”, comentó ayer González, quien apuntó que “cuando estaban construyendo el Acueducto, hace dos mil años, esos lugares ya existían de la misma manera que como están actualmente.
Tras “Trabajadores” y “Éxodos”, donde retrató la condición humana para poner en evidencia las desigualdades del mundo actual, Salgado quiso con su tercer trabajo a largo plazo sobre temas colectivos “fotografiar la belleza”. “Lo que se planteó con su mujer, Lélia Wanick Salgado, comisaria de esta exposición, fue retratar la belleza y majestuosidad de este planeta”, explicó ayer el representante del fotógrafo en España.
El 45% de la superficie del planeta todavía hoy se preserva intacto. “Son lugares —añadió González— que existen tal y como los pudo ver el primer humano que puso los pies sobre ellos”. En este sentido, añade, cuando Salgado concluyó “Génesis” afirmó que “había tenido el gran privilegio de visitar el paraíso”.
La exposición se estructura en cinco grandes zonas geográficas, que no se corresponden exactamente a los cinco continentes. “No hay una sola fotografía de Europa (…) cuando Sebastião y Leila se plantearon este proyecto, descartaron este continente, porque no hemos dejado un solo metro cuadrado sin explotar”, comentó González.
En este sentido, “Génesis” es el resultado de un “canto a la majestuosidad y fragilidad de la tierra, así como una advertencia de lo que puede perderse por la acción humana”.
Salgado, a pie, en embarcaciones, avionetas y globos, ha fotografiado volcanes, desiertos, junglas o icebergs; animales en su hábitat natural, tribus ancestrales, en los confines del Norte, las tierras al Sur, los pantanales y la Amazonía, África y “los grandes santuarios”, como las islas Galápago, las de Papúa Occidental, las de Sumatra y la isla de Madagascar.
Salgado realizó entre tres y cuatro expediciones anuales a lo largo de ocho años. Cuando inició el proyecto, aún no existía la fotografía digital, de manera que los viajes a esos lugares remotos de la tierra suponían un notable esfuerzo, en tanto que precisaban una abultada carga de material, de carretes, cámaras y objetivos. A mitad del proyecto, se pasó a la fotografía digital y los ficheros se procesaban en su oficina de París, donde se realizaban las ediciones, selecciones, copias de las fotografías, diseño de los libros y preparación de todas las exposiciones; como la diseñada especialmente para “la Caixa”.
En la inauguración, la alcaldesa destacó cómo Salgado “provoca una reflexión” sobre los efectos de las acciones del hombre sobre la naturaleza”. “Es una reflexión sobre el mundo, la vida, la naturaleza, hacia donde vamos, y todo con el placer estético de unas imágenes espectaculares”, resaltó Luquero, quien valoró la propuesta de “la Caixa” de “acercar el arte a todos”. “Lo compartimos plenamente desde el Ayuntamiento, uno de nuestros ejes estratégicos de nuestra política cultural es acercar la cultura a todos, somos una ciudad que puede considerarse pionera en democratización de la cultura”, añadió…
