En estos meses de verano, las condiciones de luminosidad van en
aumento y también se incrementan las actividades al aire libre y las horas en las que nos exponemos al impacto nocivo de las radiaciones ultravioleta (UV) en los ojos, que favorecen la aparición de alteraciones oculares severas, como inflamaciones agudas de la conjuntiva (conjuntivitis) y la córnea (queratitis), cataratas, retinopatías e, incluso, lesiones cutáneas.
Ante estos riesgos, “las gafas de sol actúan como indispensables aliadas”, ya que, como se recuerda desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León
(Coocyl), una de sus funciones principales es la de proteger los ojos del exceso de luz, que empeora la visibilidad y puede ocasionar dolor de cabeza o irritación ocular. Por eso resultan fundamentales, por ejemplo, para la conducción, a pesar de lo cual el 45% de los conductores no las usa habitualmente, como demuestran algunos estudios.
“La acción de las radiaciones UV en los ojos, unida al deterioro de la capa de ozono, puede causar quemaduras en la córnea muy dolorosas (fotoqueratitis) y aumentar la aparición prematura de cataratas”, advierte Ana Belén Cisneros, secretaria general del Coocyl, del que forman parte 59 especialistas de Segovia.
Según indica la delegada de la institución colegial en la provincia, Amparo Martín Navas, “el daño de la radiación UV es acumulativo y permanente, y puede afectar a la córnea, el cristalino, el iris, la retina y los tejidos epiteliales y conjuntivales relacionados”.
Sin embargo, continúa, “aunque el 95% de los ciudadanos asocia el UV con problemas en la piel, este nivel de comprensión es bastante diferente cuando lo extrapolamos al ojo, y sólo un 7% de las personas relaciona el UV con problemas oculares”. En vista de ello, “el óptico-optometrista, como responsable de la salud visual en atención primaria, tiene la obligación o, al menos, la oportunidad de educar y ampliar la información acerca del peligro de la exposición ocular al UV y de informar sobre la mejor forma de conseguir su protección”.
controles Además, los especialistas de la provincia recuerdan que una de cada tres gafas de sol vendidas en España no supera los controles necesarios, aun cuando, al utilizar un producto no homologado, las radiaciones dañinas pueden penetrar aún más en el interior del ojo, lo que resulta más perjudicial, incluso, que no llevar ningún tipo de protección ocular. “Que la lente lleve color no significa que proteja de la radiación solar; un cristal oscuro sin filtro solar dilata la pupila, dejando paso a una mayor cantidad de radiaciones UV, por lo que sería aún más nocivo que no llevarlo”, recalca Martín Navas.