La Conferencia Episcopal Española (CEE) considera «grave» que una sentencia prohíba la exhibición de símbolos religiosos, y está en contra de que se vete la presencia del crucifijo en las escuelas públicas por ley, según afirmó ayer su portavoz y secretario general, Juan Antonio Martínez Camino
Martínez Camino, en el encuentro con periodistas posterior a la reunión de la Comisión Permanente de la CEE, añadió que el crucifijo no impone ninguna religión, que «no implica ninguna confesión de fe» y que el Estado, aconfesional, debe tutelar la libertad religiosa. «Eliminar símbolos es segar la hierba bajo los pies de nuestra propia cultura», subrayó. «Prohibir el crucifijo es ir en contra del crucificado» recalcó Martínez Camino.
Según el portavoz de los obispos de España, nuestras sociedades son cristianas y el Estado tiene que tener su neutralidad, pero eso «no quiere decir que esté legitimado para prohibir la exhibición de los símbolos cristianos en ningún sitio». El crucifijo, agregó, además de un símbolo cristiano «es un símbolo de la raíz de nuestra cultura».
La Comisión Permanente hizo una Declaración también ante la resolución el próximo día 30 de la Corte europea sobre la exposición de símbolos religiosos en las escuelas estatales.
La corte emitirá un fallo sobre el recurso del Gobierno italiano por la sentencia del tribunal europeo que daba la razón a una ciudadana que había pedido la retirada del crucifijo en una escuela cerca de Padua en 2002.
La Declaración pide a Europa que respete «a la vez la libertad religiosa de cada uno y las tradiciones de cada pueblo y nación» para que se puedan desarrollar unas relaciones adecuadas entre las religiones y los pueblos, en justicia y en libertad.
La CEE, junto con otras conferencias episcopales y diversas instancias tanto estatales como sociales de todo el continente, subraya la importancia de esta cuestión para las convicciones religiosas de los pueblos y para las tradiciones culturales de Europa y argumenta que gracias al cristianismo, el continente ha sabido afirmar la autonomía de los campos espiritual y temporal y abrirse al principio de la libertad religiosa, respetando tanto los derechos de los creyentes como de los no creyentes.
También señala que la presencia de símbolos religiosos cristianos en los ámbitos públicos, en particular la presencia de la cruz, refleja el sentimiento religioso de los cristianos de todas las confesiones y no pretende excluir a nadie. «Es expresión -dice- de una tradición a la que todos reconocen un gran valor».
Martínez Camino explicó que no presupone maldad a ninguna cultura y que el texto no enjuicia a las culturas como tales, sino que se refiere a «ofertas culturales» que no tienen porqué ser beneficiosas «para nuestros valores y criterios».
En cuanto a la práctica del aborto, aprobada ayer por el parlamento foral navarro, el portavoz de la CEE lamentó que la legislación española no proteja «el valor fundamental de la vida de los que van a nacer en las primeras semanas». Y añadió que ello significa la introducción en el sistema legal de una laguna, «una injusticia grave, gravísima, que pone en cuestión el edificio del derecho».
