Un total de 473 municipios de Castilla y León, uno de cada cinco, ganó población entre los años 2000 y 2008, siendo los núcleos periurbanos o próximos a las capitales de provincia los que experimentan la mayor vitalidad demográfica. Así, según refleja el libro ‘La Población de Castilla y León en los inicios del siglo XXI’, que ha publicado la Fundación socialista Perspectivas, de las 78.215 personas en las que creció el número de habitantes de la Comunidad en este periodo, el 90,7 por ciento lo absorvieron los municipios periurbanos.
La publicación, que fue presentada ayer, revela también que 1.745 municipios vieron caer su número de habitantes y que sólo en 128 los nacimientos superaron a las defunciones.
El crecimiento de habitantes en Castilla y León en 78.215 personas (3,2 por ciento), se debe, además, a los 136.421 extranjeros asentados en el territorio regional, ya que la población autóctona decreció en estos años en 58.209 (-2,4 por ciento) residentes.
El crecimiento es desigual: Segovia, Valladolid y Burgos reflejan datos más positivos que Zamora y Palencia, provincias en las que el 90 por ciento de sus municipios han perdido población en los últimos ocho años. La distancia entre los pueblos y las capitales de provincia es otro de los datos relevantes para el autor de la publicación, el profesor de la Universidad de Salamanca José Manuel del Barrio Aliste. Así, sólo el 13 por ciento de los municipios que se encuentran a menos de diez kilómetros de la capital ha perdido población sobre el 80 por ciento de los que están a más de 25 kilómetros.
Para el autor, el futuro demográfico es más sombrío para los 279 municipios de menos de 501 habitantes en los que no se han registrado nacimientos durante 2000-2008, de los que 85 están en Burgos y 54 en Soria.
En el ranking de los 50 municipios con los valores más altos del índice de desarrollo demográfico (crecimiento de la población, vitalidad, atracción municipal y desarrollo), se sitúa la localidad vallisoletana de Arroyo de la Encomienda, seguida de la segoviana de Hontanares de Eresma y la salmantina de Monterrubio de Armuña.
Además, en los puestos de cabeza de lo que el autor calificó de «genoma demográfico», no se encuentran municipios de Ávila y Zamora y abundan los de Salamanca, Segovia y Valladolid.
Por el contrario, entre los municipios con los valores inferiores, todas las provincias, excepto Valladolid y Palencia, aportan alguna localidad, aunque la mayoría proceden de Ávila, Soria y Zamora. En este sentido, el presidente de la Fundación Perspectivas, Francisco Ramos, destacó que es una muestra del «desequilibrio» poblacional de Castilla y León, donde la situación es «muy crítica» y se hacen necesarias políticas «muy finas» en todo el territorio.
Estos indicadores expresan, según refleja el estudio, una tendencia «más positiva» en las provincias de Valladolid, Segovia y Burgos; en las zonas periurbanas de Salamanca, Segovia y Valladolid, y en los municipios intermedios. Las tendencias más negativas se identifican en las provincias de Zamora, Ávila, León y Soria; en los municipios más rurales y en los que distan más de 24 kilómetros de las capitales. En las comarcas de ‘La raya’ con Portugal, el suroeste de Ávila, el este de Soria y el pie de monte de la montaña central cantábrica en León y Palencia.
El estudio sostiene que Castilla y León es la Comunidad más envejecida y presenta una masculinización de las edades intermedias, sobre todo adultas. Este fenómeno está asociado al mayor impacto de la emigración femenina. Así, seis de las diez provincias españolas más envejecidas son de Castilla y León: Zamora, Soria, León, Ávila, Salamanca y Palencia.