La localidad de Fuentepelayo ha vivido y celebrado un año más la fiesta de las Candelas que, siguiendo la tradición, dio comienzo tras la misa celebrada el día de reyes, y ha tenido su culminación este fin de semana.
Después de que a principios de enero el párroco anunciase los nombres facilitados por los mayordomos de la cofradía del Salvador y que correspondían a las madrinas, Eva Tejedor y Claudia Sanz, y los llevadores, Silvia Kazmierczyk, Víctor Sanz, Andrés Serrano y Ángel Mateo, todos ellos acompañados de los amigos que participan en la fiesta, iniciaron las celebraciones recorriendo los bares de Fuentepelayo y las casas de los elegidos.
A partir de ese momento, se han sucedido durante varias semanas, una serie de ritos festivos y populares que finalizaron el domingo. Para empezar, los dos primeros llevadores fueron a pedir a la madrina y la acompañante -como se denomina a la segunda madrina- a sus casas, donde fueron agasajadas, al tiempo que se les instó a realizar alguna demostración divertida de sus habilidades.
Durante el fin de semana siguiente, tuvo lugar la cena de ‘los de la broma’, y todos los días a partir de entonces y hasta el pasado domingo de candelas, los familiares de los protagonistas lanzaron cohetes en señal de alegría.
Fin de Candelas
El sábado pasado, los miembros de ‘la broma’, pasaron la tarde en el pinar, recogiendo merotes con resina para encender la candela que horas más tarde ardió en la puerta de las madrinas durante toda la noche. Mientras tanto, ‘la broma’ se reunió alrededor de la hoguera, y ya de madrugada sus componentes procedieron a tomar el chocolate que les proporcionaron las madrinas.
Quedaba el último día de fiesta, el domingo, jornada que empezó con los llevadores, ataviados con capa y sombrero, acudiendo a recoger a las madrinas. Éstas, luciendo el traje de segoviana, acompañaron al resto al son dedulzaina y tamboril hasta la iglesia del Salvador.
Una vez allí y después de acabada la misa, la virgen salió en procesión por las calles de Fuentepelayo, mientras las amigas de las madrinas bailaban la jota delante de la imagen y la gente del pueblo lanzaba cohetes.
Los mayordomos, los amigos, ‘la broma’ y sus familiares, pusieron fin a la fiesta tomando un aperitivo que se alargó hasta las últimas horas de la tarde.
La importancia de la celebración de esta fiesta reside en que suele suponer para los más jóvenes del grupo que forma ‘la broma’ sus primeras salidas nocturnas; es decir, un auténtico rito de iniciación a una etapa de grandes experiencias y cambios.
