Mariano Rajoy tiene 56 años, chapurrea el inglés, empieza en el proceloso mundo del ipad y del iphone y no es que sea un paladín de la última moda, pero en la sede del PP trabaja con un equipo de profesionales que no superan los 50 años, manejan las nuevas tecnologías con soltura, hablan inglés y visten moderno.
Uno revisa el gabinete del candidato conservador de hace cuatro años y le echa un vistazo al de ahora y las diferencias son palpables: quedan pocos, salvo el eterno Pedro Arriola, que ha cobrado de nuevo relevancia por su papel como sparring en los preparativos del debate que Rajoy tuvo con Alfredo Pérez Rubalcaba.
El sociólogo, un enamorado de los libros de estrategia militar -de hecho, su mujer, Celia Villalobos, se los regala frecuentemente-, sigue siendo una de las personas a las que más escucha el presidente de los populares, sobre todo porque es quien le ayuda a perfilar el mensaje y a trazar la estrategia.
Hasta tal extremo llega su influjo que en los despachos de la madrileña calle Génova hay quien habla de arriolismo.
El asesor pertenece a ese grupo de amigos personales a los que Mariano Rajoy consulta cuando tiene ocasión, y aquí también entraría el empresario Tomás Iribarren. El resto, jóvenes y profesionales, y algunos recién llegados.
El primero es Jorge Moragas, jefe de gabinete y coordinador de Relaciones Internacionales. Diplomático de carrera, su trayectoria se ha construido en los cimientos de distintos gabinetes, primero en el de José María Aznar en Moncloa y ahora en el del líder del PP.
Catalán, es 10 años más joven que su jefe y, discretamente, se ha colado en ese reducido y selecto elenco de personas a las que el candidato escucha a diario. Moragas se ha encargado este último año de profesionalizar el gabinete del candidato, de convertirlo en una especie de empresa, cada cual en su parcela y todos en contacto.
Pero el diplomático no es experto en el lenguaje empresarial, así que, con la venia del líder del Partido Popular, contrató a Alfonso de Senillosa para que materializara la idea del presidente.
Acaba de abandonar algunas de sus empresas, como la cadena de reprografía Workcenter, de la que fue fundador, para entregarse a la política. Tras unos meses siguiendo de cerca al líder, Senillosa acumuló la información necesaria, y los resultados pudieron verse en la presentación de la web rajoy.es y en la apertura de una cuenta personal en Twitter.
Además, ha contado para la labor con varios ayudantes, pero entre ellos uno llama la atención, sobre todo por su juventud. Se llama Pedro Baeza, se casó hace poco con una conocida cantante pop, y después de algunos trabajos aquí y allá como abogado, se fue a Harvard, en Estados Unidos, a especializarse en comunicación política y electoral. Fue el número uno de su promoción y colaboró en la campaña que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca.
Moragas y Senillosa serían en el gabinete de Rajoy como los pívot de un equipo de baloncesto y, como tales, tienen sus asistentes. Además de Baeza, hay que destacar al hijo del expresidente Leopoldo Calvo-Sotelo, Víctor, ingeniero de formación y responsable del cuerpo de estudios del equipo del presidente y, por si fuera poco, número dos de la lista por Zamora.
Así se va completando el equipo, ya que el protocolo es cosa de Valle Ordóñez, la relación con los medios de Carmen Martínez Castro y Marilar de Andrés, lo audiovisual lo lleva el canario Sergio Ramos y la coordinación de eventos Tomás Burgos, Arsenio Fernández de Mesa y Juan Carlos Vera.
Si el PP gana las elecciones, la mayoría de estos nombres se repartirán entre el gabinete que Rajoy lleve a La Moncloa y los Ministerios del próximo Gobierno, ya que el líder conservador suele agradecer los trabajos prestados, más si se hacen como a él le gusta. Y parece que es el caso.
