Los guías turísticos de la Empresa Municipal de Turismo visitaron en dos miércoles sucesivos el Palacio de Enrique IV acompañados por la arquitecta del Servicio Territorial de Cultural Ana Escobar. Durante el recorrido, la técnico les explicó detalladamente, los usos y características de las estancias que quedaron al descubierto tras los trabajos de consolidación del edificio, llevados a cabo por la Junta de Castilla y León.
Estas dos nuevas visitas se suman a las programadas por la Delegación Territorial y orientadas a estudiosos, técnicos, historiadores y profesionales del ámbito de la cultura y el turismo para mostrar el resultado de las obras de restauración realizadas en el monumento, lo que permite poner en valor los hallazgos, facilitando que puedan pasar de los técnicos a la sociedad en general, como en este caso, en que los guías turísticos pueden trasladar los detalles del inmueble a los turistas y visitantes de Segovia.
El Palacio de Enrique IV o de San Martín se construyó en 1455 por orden del príncipe Enrique, hijo de Juan II, y sirvió de residencia tanto a Enrique como a su hermana Isabel, aún princesa. En su interior se firmaron las capitulaciones de Enrique en favor de su hermanastra y fue el lugar donde Isabel recibió a Fernando, ya como Reina de Castilla.
El edificio ahora recuperado corresponde a las estancias de la segunda esposa de Enrique IV, la reina doña Juana de Portugal. Las obras dirigidas por el arquitecto Jesús Castillo consiguieron estabilizar los muros y detener el avanzado estado de deterioro del inmueble.
En el momento de su construcción, ocupaba una gran parcela, con pabellones y patios interiores bien diferenciados: unos destinados a la residencia del rey — donde se ubica el actual Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente—, y otros para la vida de la reina. Unas dependencias comunicadas por un corredor interior, conocido como el ‘Corral de los leones’, donde el rey llegó a tener animales salvajes.
La recuperación del edificio permite observar el modelo constructivo original de estilo mudéjar, con materiales de mampostería y ladrillo, una técnica que se aprecia en el muro perimetral exterior y los de la planta baja del patio interior, la parte mejor conservada. Las paredes fueron diseñadas con una técnica mixta formada por ladrillos, cajones de tapial de tierra compactada, mampostería encintada y yeserías, que decoraban los vanos abiertos en los muros, y en los que aún se aprecian los escudos de armas de Enrique IV, así como alfarjes de madera policromada para cubrir las estancias.
Tras el fallecimiento de Enrique IV en 1474, Isabel La Católica no respetó la propiedad y en 1510 el palacio ya estaba repartido en tres propiedades.
Los restos del Palacio de Enrique IV fueron declarados bien de interés cultural en la categoría de monumento en 2005 por iniciativa de la Consejería de Cultura, lo que evitó la venta del inmueble para construir viviendas de lujo.
