Los catalizadores de los vehículos se han convertido en el nuevo objetivo de los ladrones, que buscan en ellos compuestos metálicos de valor en el mercado negro.
Aunque esta tendencia no es nueva, sí se han producido reciemente hurtos en distintos puntos de la ciudad. Desde la Subdelegación del Gobierno se ha confirmado que a finales del pasado mes de febrero se presentaron tres denuncias en la Comisaría de Policía por sustracciones de estos objetos.
Los sucesos han ocurrido en lugares oscuros y poco frecuentados por ciudadanos, como en la zona del Velódromo, en el aparcamiento del antiguo Regimiento, y en la carretera de Villacastín. Más recientemente también han sido saboteados otros vehículos en la zona de la Plaza de Toros, donde algunos turismos fueron visitados por los cacos. Este tipo de robos se ha generalizado en todo el país desde el pasado verano.
Los catalizadores de los vehículos con motor de gasolina están formados por una rejilla de cerámica recubierta de platino, paladio y rodio que, al contacto con los gases contaminantes, acelera su proceso de descomposición. Son estos elementos metálicos (el platino, paladio y rodio), los objetos codiciados por las bandas de delincuentes. En los últimos meses, la cotización de estos materiales se ha multiplicado, ya que son difíciles de obtener.
Los ladrones se colocan bajo el vehículo, a la vez que están ocultos, y, con un gato, una cadena,alicantes, una sierra o una simple patada separan el catalizador del resto del tubo de escape. Luego lo esconden en una mochila o en otro vehículo. Algunas marcas y modelos son más codiciados para esta actuación, como los Peugeot.
Los delincuentes pueden obtener un beneficio de entre 300 y 3.000 euros en el mercado negro, aunque siempre dependiendo del tamaño del catalizador.
