Las relaciones entre Israel y Estados Unidos se encuentran en su peor momento de los últimos 35 años debido al plan de construcción de los asentamientos en Cisjordania, que amenaza con desbaratar los esfuerzos para buscar la paz con los palestinos.
El primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, declaró ayer que, a pesar de la crisis, «la construcción de nuevas viviendas para judíos continuará en Jerusalén Este», en la parte ocupada de la ciudad. «Seguirá como en los últimos 42 años», manifestó el mandatario en alusión al tiempo que lleva ocupada esa zona de la ciudad, donde los palestinos exigen establecer la capital de su Estado.
Tras referirse al caso de Jerusalén, el primer ministro israelí precisó que la edificación también proseguirá en la Cisjordania ocupada al concluir la moratoria parcial por 10 meses decretada en noviembre en las colonias de ese otro territorio palestino.
Las declaraciones tuvieron lugar varios días después de que la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, considerara un insulto el anuncio del levantamiento de 1.600 casas en la colonia jerosolimitana de Ramat Shlomo durante la visita del vicepresidente de su país, Joe Biden, para impulsar una negociación indirecta con los palestinos.
El pasado viernes, Clinton llamó a Netanyahu para mostrarle el rechazo de su Administración a la decisión y le exigió que la anule, haga gestos hacia los palestinos para permitir que se reinicie el proceso de paz y declare que el diálogo tratará sobre los asuntos principales del conflicto.
A este respecto, el embajador israelí en Estados Unidos, Michael Oren, afirmó en una conversación con los cónsules hebreos en el país que, a pesar de los intentos del Gobierno de Netanyahu de transmitir la sensación de que «todo sigue normal», el actual roce entre Washington y Tel Aviv supone la peor crisis en las relaciones bilaterales de los últimos 35 años.
Cuatro cónsules generales israelíes explicaron al diario Haartez que en otras ocasiones en que hablaron por teléfono con Oren, éste no dudó en insistir en que las relaciones con Estados Unidos eran excelentes, pero ahora parecía muy tenso y pesimista. «La crisis ha sido muy grave y afrontamos un período difícil en las relaciones», sostuvo el americano.
Oren explicó que la postura oficial debe ser que no había ninguna intención de ofender al vicepresidente de EEUU, Joe Biden, el 9 de marzo, con el anuncio de la construcción de 1.600 nuevas viviendas en Ramat Shlomo. Éste sería el fruto de la descoordinación entre los ministerios y la responsabilidad recaería sobre funcionarios de segundo nivel. «Se debe poner el énfasis en la importancia que tienen para nosotros las relaciones con la Casa Blanca», apuntó.
Varios de los cónsules abogaron por esperar, pero Oren insinuó que esta postura oficial es la que demanda el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu.
El embajador señaló que ésta es la crisis más importante de los últimos 35 años, en referencia a la confrontación en 1975 entre el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, y el primer ministro Isaac Rabin por las presiones de Washington para que Israel se retirara de la península del Sinaí.
