Los más de 80 países que conforman el llamado Grupo de Amigos de Siria, con EEUU y la Liga Árabe a la cabeza, legitimaron ayer en Estambul la oposición al régimen de Damasco agrupada en el Consejo Nacional Sirio (CNS) como interlocutor válido del pueblo sirio, emplazando al negociador internacional, Kofi Annan, a que no demore indefinidamente las conversaciones que mantiene con el presidente, Bachar al Asad, para terminar con el conflicto. Asimismo, fuentes diplomáticas desvelaron también que los países musulmanes aportarán millones de dólares para financiar la insurgencia.
«Basta de excusas y de retrasos» fueron las contundentes palabras de la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, quien consideró que Al Asad está retrasando deliberadamente su respuesta a la oferta de Annan mientras continúa su campaña de represión civil y la ofensiva militar contra los rebeldes. De esta forma, aseguró que «el régimen será juzgado por sus actos y no por sus promesas».
Previamente, ya había exhortado al mandatario a cesar inmediatamente la represión contra los civiles. «Nuestro mensaje a quienes dan las órdenes y a quienes las desempeñan debe ser claro: dejad de matar a vuestros ciudadanos u os enfrentaréis a graves consecuencias», advirtió.
En cualquier caso, los Amigos de Siria pretenden incrementar la presión sobre el presidente Al Asad para que inicie una transición pacífica, comenzando por su abandono del poder, mostrando así un frente unido ante la oposición demostrada por los dos grandes ausentes de la reunión, Rusia y China, aliados de Damasco, que han bloqueado todas las iniciativas formuladas en la ONU para forzar la disolución del régimen.
Atendiendo a la petición del CNS para recibir apoyo militar en su lucha contra el Gobierno, los países árabes del Golfo Pérsico manifestaron su disposición a aportar millones de dólares para financiar el reclutamiento de desertores que abandonen el Ejército para sumarse a la sublevación, dinero que será canalizado a través del Consejo Nacional Sirio, como informaron fuentes diplomáticas.
Por su parte, el régimen rechazó esta nueva reunión, que describió como un círculo de conspiraciones en el que participan los «enemigos» del Ejecutivo: «Los asistentes no son sino representantes del antiguo modelo colonial liderado por Hillary Clinton y sus lacayos de la región». De igual forma, cifró en 6.143 personas, el número de fallecidos en el país desde el inicio de 2011, en ataques acometidos por «grupos terroristas armados».
Mientras, la oposición acusó al régimen de Al Asad de tratar de liquidar el entramado de «periodistas ciudadanos» que se aprestan a evidenciar los indicios de la represión acometida por las Fuerzas de Seguridad sirias.
