El británico Christopher Froome sufrió ayer por primera vez en un Tour de Francia que parecía dominar con insultante superioridad. La cara del líder de la carrera cambió en la última subida a L’Alpe d’Huez en la etapa ‘reina’ de 2013, pero ello no le privó de dar otro paso más para llegar el domingo a París vestido de amarillo.
El francés Christopher Riblon fue el protagonista de la jornada al llegar primero a meta en una demostración de fuerza. El corredor local completó en 4 horas, 51 minutos y 32 segundos los 172,5 kilómetros entre Gap y L’Alpe d’Huez, el mítico puerto que el pelotón escaló dos veces por primera vez en la centenaria Historia de la ronda gala. El estadounidense Tejay Van Garderen fue segundo a 59 segundos, seguido por el italiano Moreno Moser.
«A cinco kilómetros de la meta pensé que lo podía conseguir», explicó Riblon tras llegar al final de la etapa como cabeza de carrera, después de superar a Van Garderen a falta de 2.000 metros a una velocidad descomunal.
Mientras, el ‘maillot amarillo’, que mostró su lado más débil al quedarse sin energía en la última ascensión, continuará una jornada más como líder y ya ve al segundo clasificado, el español Alberto Contador, a más de cinco minutos. Por su parte, el colombiano Nairo Quintana terminó cuarto la etapa y ascendió a la tercera posición de la clasificación general, seguido por el checo Roman Kreuziger, compañero de Contador en el Saxo Bank. Otro ciclista nacional Joaquim ‘Purito’ Rodríguez, que atacó en la última subida al mítico puerto alpino, es quinto, a casi seis minutos del líder.
Aunque se escapó del grupo de favoritos al pie de L’Alpe d’Huez en el segundo ascenso de la jornada, Froome se mostró fatigado en los kilómetros finales e, incluso, pidió comida a su compañero Richie Porte. Una acción que motivó una sanción de 20 segundos a cada uno por parte de la dirección de carrera del Tour. Según la normativa, ambos deportistas realizaron un avituallamiento ilegal, al recibir alimento cuando ya no estaba permitido.
En uno de sus peores momentos en la presente ‘Grande Boucle’, el británico ordenó a Porte que bajase al coche del equipo a por avituallamientos, en un momento de la carrera donde el reglamento no lo permite.
«Tenía un poco de hipoglucemia. Subir dos veces L’Alpe d’Huez es duro. Le pregunté si podía bajar al coche y pedir algo de azúcar», admitió Froome, segundo en el Tour 2012 y que busca este año su primera victoria en la ronda ciclista más prestigiosa del mundo.
«Contador y Kreziger eran los dos grandes rivales en la etapa ‘reina’. La sensación al oír que se quedaban atrás en la última subida fue muy buena», añadió Froome, que aseguró que espera que Quintana termine en el podio.
El valiente colombiano está muy cerca de un Contador que volvió a perder tiempo respecto al líder, que afrontará las tres últimas etapas con una ventaja de cinco minutos y 11 segundos sobre el español. Solo una caída o una enfermedad podrían separar al equipo Sky de su segundo Tour consecutivo, tras el logrado en 2012 por el también británico Bradley Wiggins.
El de Pinto y su compañero Kreuziger olvidaron todas las advertencias por la peligrosa bajada del Col de Sarenne y se lanzaron cuesta abajo por la sinuosa y mal asfaltada carretera. Atacaron a Froome y llegaron a disponer de casi 20 segundos de ventaja, pero ésta se desvaneció antes de llegar de nuevo al pie de L’Alpe d’Huez.
Muchos ciclistas habrían criticado a la organización por obligarles a bajar por esa cara del Col de Sarenne. Por suerte, no hubo ninguna caída grave en los 15 kilómetros de descenso. Los corredores más atrevidos buscaron desde el principio ataques lejanos en la etapa reina. La única opción de ganar a los favoritos era probar con muchos kilómetros y puertos por delante. Van Garderen rozó la victoria de etapa, pero fue Riblon el que terminó en lo más alto.
El pelotón disputará hoy la décimo novena etapa, de 204 kilómetros entre Bourg-d’Oisans y Le Grand-Bornard.
