Los bombardeos llevados a cabo en Siria durante la madrugada de ayer por Estados Unidos con apoyo de Bahrein, Jordania, Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos se cobraron la vida de al menos 70 milicianos del Estado Islámico y 50 del Frente al Nusra, la filial de Al Qaeda en el país, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El director del Observatorio, Rami Abdulrahman, afirmó que es probable que el balance de muertos sea muy superior. “La información que tenemos es que las cifras están por encima de eso”, indicó, precisando que el número total de muertos y heridos es de al menos 300.
En el caso del Estado Islámico, perdió como mínimo a 70 milicianos en los bombardeos en las provincias de Raqqa, Deir al Zor y Hasaká, en el norte y el este del país.
Previamente, el Observatorio, con sede en Londres y una amplia red de informantes en Siria, había informado en Facebook de que “fuentes médicas” les habían confirmado que “no menos de 50 combatientes del Frente al Nusra, la mayoría de ellos combatientes sirios) han muerto en los bombardeos” en la provincia de Alepo.
Asimismo, el Observatorio informó de al menos ocho civiles muertos, entre ellos una mujer y su hijo, en los bombardeos entre Idlib y Alepo.
Huida
Unos ataques que sembraron el pánico entre los residentes que provocó que comenzaran a huir de las ciudades bombardeadas, como fue el caso de la población siria de Raqqa. Según relataron dos testigos. “Hay un éxodo que sale de Raqqa mientras estamos hablando. Comenzó a primeras horas del día tras los bombardeos”, explicó un residente por teléfono. “La gente está huyendo hacia las zonas rurales”, precisó.
Esta ciudad fue la primera que controló el Estado Islámico en Siria y se convirtió en su principal bastión en el país. Desde ella, de hecho, el grupo islamista orquestó su ofensiva en el norte de Irak, que en los últimos meses le permitió hacerse con el control de amplias zonas de territorio.
Por su parte, el grupo terrorista Estado Islámico mató con gas de cloro a unos 300 militares iraquíes que se encontraban acorralados y sin munición cerca de su base en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak, según la agencia oficial de noticias iraquí Nina.
El vicepresidente iraquí, Usama Nuyaifi, manifestó su condena por lo que defendió como un “crimen atroz” perpetrado por “terroristas” en las regiones de Saqlawiyá y Alsger, en Anbar. “Los medios informan de otro terrible crimen cometido por los terroristas del Estado Islámico, donde han acorralado a una unidad militar que hacía su trabajo defendiendo a país y los han ejecutado tras quedarse sin munición”, explicó el vicepresidente iraquí, en un comunicado.
Gaseados
Asimismo, Usama Nuyaifi denunció que los yihadistas emplearon gas de cloro en la zona de Saqlawiyah, tras rodear allí a más de 400 uniformados, lo que provocó la muerte de 300 de ellos por asfixia.
En esta misma línea, el parlamentario iraquí Alí al Bredi denunció que los milicianos suníes están usando gas de cloro contra los militares en Faluya. En una rueda de prensa celebrada el pasado lunes, Al Bredi aseguró que el grupo terrorista mató con esta técnica al menos a 300 militares iraquíes.
Los milicianos, según su relato, lanzaron el gas en una zona situada al norte de Faluya, en la provincia de Anbar, a unos 70 kilómetros de distancia de Bagdad. “La responsabilidad de esto la tiene el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, y el comandante de las fuerzas en Anbar porque no lograron rescatar a los militares”, subrayó.
