La primera jornada de la vista oral del juicio contra los dos acusados del robo de las joyas de la Virgen de La Fuencisla dejó ayer más sombras que luces en el caso que el 20 de enero de 2012 conmocionó a la capital cuando la imagen de la patrona de Segovia fue desposeída de su corona y aureola, así como la del niño, causando daños de consideración en la valiosa talla del siglo XVII de autor anónimo.
Los dos presuntos autores del expolio; B.M.D y J.A.A negaron ante la magistrada Alicia Manzano Cobos -que preside la vista oral- su participación en los hechos, y con sus declaraciones quisieron explicar ante la sala dos versiones distintas pero complementarias con las que quisieron exculparse del delito que se les imputa.
Así, B.M.D, que ha cumplido cinco meses de prisión por los hechos, explicó a preguntas del Ministerio Fiscal y de los letrados de la Defensa que había acudido a declarar voluntariamente en el juzgado una vez ocurridos los hechos al saber que se había encontrado una mochila que podía parecerse a una que había abandonado en la calle días antes, y quería evitar que le acusaran de encubridor.
En una tensa declaración, sobre todo cuando tuvo que contestar a las preguntas de la fiscal, B.M.D. negó su participación en la presunta preparación del delito, así como su colaboración una vez cometido, y aseguró que J.A.A. «no tiene nada que ver» en este asunto. Además, señaló que las declaraciones realizadas anteriormente ante la Policía y en el juzgado de instrucción fueron realizadas «bajo coacción y presión policial», y explicó que en el transcurso de una de sus declaraciones un policía le espetó: «te vas a cagar niñato de mierda por todas las que me llevas haciendo toda la vida».
En otro momento de su declaración, el considerado autor intelectual del expolio aseguró que en sus declaraciones previas a la que realizó ayer ante la magistrada «tuve que improvisar, ya que al no tener la seguridad de que la mochila en la que se encontraron las joyas robadas fuera de su propiedad «me la tenía que jugar a blanco o negro». «Podía callarme y que descubriesen que la mochila era mía y que me cargaran las culpas o ir al juzgado a aclarar las cosas», precisó B.M.D.
Por su parte, J.A.A., actualmente en prisión por otros hechos, cuya defensa ha aportado un informe de Cruz Roja argumentando que recibía entonces tratamiento con metadona y que padece diversas enfermedades que no ha especificado, negó su participación directa en el robo y que trepara hasta el camerín de la Virgen.
El otro de los acusados no quiso responder -ejerciendo su derecho a ello- a una pregunta de la fiscal en la que se le pedía que ratificara su primera declaración en la que aseguraba que B.M.D, le había presionado para que se autoinculpara, aunque precisó que recibió amenazas por parte de algunas personas para que no hablara con la policía de este asunto; que desvinculó en todo momento de que fueran realizadas por parte de B.M.D.
Uno de los testimonios más sorpresivos de la jornada de ayer fue el de uno de los testigos, al primero que supuestamente le encargó el robo B.M.D., para saldar una deuda de 250 euros que tenia con él, además de pagarle 1.000 euros más, ya que conforme a su declaración inicial tenía apalabrada la venta de los objetos con un anticuario.
Ante la magistrada, el testigo se desdijo de declaraciones anteriores y negó cualquier relación con el acusado; atribuyendo la versión inicial dada a que la declaración fue realizada bajo los efectos del alcohol y las drogas. Además, el testigo señaló que incriminó a B.M.D con el fin de «quitarme de en medio» a la persona con la que mantenía la deuda
La vista oral continuó con la prueba testifical del entonces rector del Santuario de La Fuencisla, Serafín Merino, y de la presidenta de la Cofradía de Nuestra Señora de la Fuencisla, Julia González-Herrero, quienes relataron los hechos a preguntas de las partes. Además, declararon como testigos uno de los agentes del primer coche patrulla que bajó al santuario y encontró la aureola, envuelta en una tela roja apoyada en el kiosco de bebidas de la alameda, así como dos agentes de la Brigada de Policía Científica de la Comisaría de Segovia, encargados de la inspección ocular y la recogida de huellas en el lugar de los hechos.
En su declaración, precisaron que hallaron huellas de una zapatilla, aparte de barro en diversas estancias del templo, y que tomaron muestras de los barrotes y de la mochila que apareció posteriormente, con el fin de obtener ADN cuyos resultados figuran en el informe, que no se ha dado a conocer
Por su parte, la defensa citó como testigos a una amiga de B.M.D, con quien la policía le encontró paseando por las inmediaciones del santuario días después del robo, así como una persona que realizaba labores de limpieza en la zona el día de autos, que reconoció no haber visto nada sospechoso a lo largo de la mañana hasta la llegada de la Policía.
La vista oral comenzó con una hora de retraso sobre el horario previsto, debido a la incomparecencia de uno de los testigos citados que posiblemente conocía que uno de los acusados había encargado el robo a esta persona, pero finalmente no acudió a la cita. La jueza ordenó que la Policía acudiera a su domicilio, pero ya no era su residencia, por lo que no fue encontrado y no pudo comparecer.
