Desde que en julio de 2015 comenzaran las subastas de silos pertenecientes al Estado por parte del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), los tres situados en la provincia de Segovia ofertados han tenido una suerte dispar. Los silos de Cuéllar y de San Cristóbal de la Vega fueron adjudicados en la cuarta subasta que celebró el ente en diciembre de 2017, no así el de Sepúlveda que a fecha de hoy todavía no ha hallado comprador.
El silo de Cuéllar tiene una superficie construida de 602,65 m2 con 2.850 toneladas de capacidad, sobre una finca de 2.721 m2 ubicada en la carretera de Olmedo además de una caseta destinada a oficina, otra para el transformador eléctrico y una báscula.Fue adjudicado por 85.101 euros a la empresa Local Sites S.L.
El silo de San Cristóbal de la Vega se lo adjudicó la empresa segoviana Octaviano Palomo y se levanta sobre una finca urbana de 5.734 m2, con una edificación de almacenamiento vertical, una nave granero que constituye un silo de almacenamiento horizontal, una caseta destinada a oficina y báscula y una caseta para el transformador eléctrico, con una superficie construida de 1.717,00 m2. La cantidad pagada por la empresa fue de 136.252 euros.
El silo de Sepúlveda tiene una superficie total de 764,65 m2 y fue construido en 1957 sobre una parcela de 2.952 m2, donde se encuentra, además del edificio de almacenamiento vertical, una nave anexa y una caseta destinada a báscula y transformador. El precio de tasación inicial fue de 356.918 euros.
El Gobierno aprobó en enero de 2014 la modificación del Estatuto del FEGA, proceso administrativo previo a la venta de silos y graneros estatales, un paso obligado para dotar a este organismo de la facultad de enajenación de los inmuebles pertenecientes a su Red Básica de Almacenamiento.
El texto de la modificación del Estatuto del FEGA recoge las razones para adoptar la decisión de la venta: apunta que la red de almacenamiento representa “un coste elevado que es difícil de justificar”, sobre todo cuando “no existe una previsión clara de utilización en el futuro, dada la situación de franco deterioro en que se encuentran”. Por ello, “se considera imprescindible proceder a su enajenación como único medio de posibilitar que dichas infraestructuras puedan ser utilizadas para otros fines que contribuyan a la creación de empleo y la reactivación de la economía”.
Se trata, en definitiva, del desmantelamiento de una red pública que llegó a contar con casi un millar de instalaciones agrarias.
Tras la tasación de las unidades, este organismo, dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ofreció de forma prioritaria a las administraciones (Junta, diputaciones y ayuntamientos) la posibilidad de hacerse con su adquisición. Las que no encuentren comprador pasarán nuevamente a ofrecerse en subasta pública -cuatro subastas para cada silo- con una rebaja en el precio entre una y otra. Una vez celebradas las subastas, los que no hayan recibido ofertas, pasarán a ofrecerse en adjudicación directa durante un año como máximo, por el precio de la última subasta celebrada.
Los silos de Madrid, Castilla y León, Aragón, Extremadura y Andalucía fueron desafectados mediante las órdenes ministeriales de 11 de abril y de 20 de junio de 2014, y 6 de abril de 2016, al no considerarse necesarios para su uso público, al tiempo que se procedió a la depuración jurídica y física de cada inmueble y a su tasación.
Los silos forman parte del paisaje más tradicional de Castilla y León pero los cambios de usos han hecho que una gran parte de los silos de la Comunidad se encuentren en situación de abandono. El FEGA ha venido convocando sucesivas subastas desde el año 2015 con el fin de dar salida a treinta ocho de estas unidades de almacenamiento en la Comunidad de Castilla y León y, hasta la fecha, ha logrado la venta de veintisiete de ellas.
En Ávila, de 2 silos en subasta, se han adjudicado los dos; en Burgos, de 7, se vendieron 5 silos, uno de ellos en adjudicación directa; en León, de 4 ofertados, 2 han encontrado comprador; en Palencia, de 5 lograron venderse los cinco; en Salamanca, se adjudicaron 2 de los tres en oferta; en Segovia, se adjudicaron 2 de los 3 subastados; en Soria, no han hallado comprador ninguno de los 5 ofertados; en Valladolid, se han comprado 4 de los 6 en oferta, uno de ellos por medio de adjudicación directa; y, por último en Zamora, al igual que en Palencia, se ha alcanzado el pleno con la venta de 3 de 3 ofertados. Destaca entre los adjudicatarios de silos, el más activo, Agropal, con la compra de 9 de ellos situados en Palencia en su mayoría pero también en Zamora, León y Valladolid. Agropal es una sociedad cooperativa con sede en Palencia que agrupa a más de una docena de cooperativas del campo.
El Fega, salvo algunas adjudicaciones puntuales pudo constatar la falta de interés por parte de las administraciones locales y autonómicas en los últimos años para hacerse con la titularidad de estos espacios, muchos de los cuales se encuentran en buen estado a pesar de la falta de uso, lo que ha dejado en varias ocasiones desiertas las subastas que se han llevado a cabo. En general ha sido la iniciativa privada la que ha ido adquiriendo la mayoría de estos silos en la Comunidad.
El interés por estas instalaciones es escaso, aunque hay municipios para quienes estos silos resultan atractivos y por ello han valorado algún tipo de alternativa. Es el caso del Ayuntamiento de Almazán que mostró interés por adquirir el inmueble que se estaba utilizando para el almacenamiento de útiles, aunque para ello se condicionó a que fuera a un precio “lógico” dada la escasa viabilidad del inmueble como silo.
Otras administraciones no ocultaron que sería una buena opción disponer de la propiedad de los silos de sus municipios aunque el precio así como la distancia existente en algunos casos a los núcleos urbanos se presentaban como los principales inconvenientes. Algunos municipios incluso barajaban la posibilidad de asumir la propiedad a través de una cesión para poder gestionarlo.
Sólo el Ayuntamiento de Lerma, Burgos, mostró interés por el silo de su demarcación, el de mayor tamaño del municipio que se conoce por el nombre de La Blanca, de una superficie construida de 4.900 m2, por el que abonó la cantidad de 144.029,40 euros mediante el procedimiento de adjudicación directa tras su salida a subasta por cuarta vez. El consistorio ha proyectado destinarlo a actividades deportivas de aventura y culturales.
Los dos silos de mayor precio de salida fueron los de Pancorbo, Burgos, con 1,23 millones de euros, y el de Aliud, en Soria, con 1,25 millones de euros. Ambos macrosilos cuentan con 13 plantas para el almacenamiento vertical de hasta 30.000 toneladas de cereales. Además, constan también de una nave de recepción del tren, en el caso del de Pancorbo, y de una marquesina para recepción de camiones en el caso del de Aliud. A estas instalaciones les acompañan un transformador, una nave, casita de oficina, báscula y vestuarios. La principal diferencia radica en la superficie, que es de 21.380 m2 en el caso del silo de Pancorbo y de 13.621 m2 el de Aliud. Este último aún no ha encontrado salida.
El silo de Pancorbo, el tercer silo más grande de España y el de mayor tamaño de Castilla y León, construido en 1977, fue adquirido en 2020 por Octaviano Palomo S.L.U. por 758.053 euros. La empresa segoviana anunció después de su compra una inversión de seis millones de euros en su modernización, en la construcción de otras cinco naves de almacenamiento, y en la automatización de las instalaciones, con el fin de convertirlo en un complejo de referencia, potenciado, además, por su magnífica ubicación -muy cerca de La Rioja y de Álava, perfectamente comunicado por autovía y ferrocarril y con rápido acceso, pues, a los puertos de Bilbao, Santander y Pasaje – y por apuestas de futuro como el centro de selección de semillas, según sus declaraciones.
Un poco de historia
La historia de estas construcciones en España está ligada a la posguerra y la dictadura de Franco, ya que las primeras levantadas datan de 1944 en una primera etapa que se extiende hasta 1953 y en el que se edificaron unos 35 silos en un momento en el que comenzaba a fraguarse un planteamiento autárquico y de autoabastecimiento.
Entre 1953 y 1960 la construcción se disparó con 354 nuevas edificaciones, lo que tuvo continuidad en la década de los 60, con otros 435 silos, mientras que finalmente, entre 1970 y 1984, únicamente se levantaron 127 -de gran capacidad-, hasta el total de 951 catalogados en España.
En ese 1984 se aprobó la ley que lo cambió todo en el mundo de los silos: “Las actuales circunstancias económicas e internacionales exigen la introducción de profundas modificaciones en el marco legal tradicional de la producción y comercio del trigo y sus derivados, dictado (en 1937, en plena guerra) bajo presupuestos políticos, institucionales y económicos radicalmente distintos a los que informan actualmente la vida nacional”.
“Dichas modificaciones han de afectar necesariamente a la producción y comercio interior del trigo, con vistas a facilitar su adaptación al marco legal dominante en la Europa comunitaria”, continuaba el texto normativo, que sin embargo aludía a “razones de prudencia” para mantener vivo el comercio exterior a través del entonces Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA).
Este camino culminó en 1986, con la definitiva entrada de España en la Comunidad Económica Europea, aunque el último silo terminó de construirse en 1990 en el municipio cordobés de Valchilón.
Cambios de uso
La lista de proyectos encaminados a cambiar el uso de los históricos silos de cereal aumenta año a año en España, donde la mayor parte de estas “catedrales del campo” pertenecen a cooperativas agrarias y al Estado, que trata de venderlas periódicamente a través de subastas.
Son verdaderas moles, con limitaciones para el cambio de uso por su original utilización como almacén de grano y sus rígidos muros de contención, en su día diseñados casi “a prueba de bombas”, lo que dificulta y encarece las reformas de este tipo de proyectos.
En esta aventura arquitectónica de cambiar el uso a uno de estos colosos una de las primeras experiencias en España fue la del teatro de Pozoblanco (Córdoba), inaugurado en 2006 y consolidado como espacio cultural vanguardista. El mirador de Fuentes de Andalucía (Sevilla), la antigua fábrica de harina que ahora es el hotel Tximista, en Estella (Navarra), y el eco-hotel mirador El Silo, en Bello (Teruel), también son ya realidades en esta nueva dinámica.
El último comprador en España en una de las adjudicaciones directas promovidas por el FEGA ha sido Jesús Javier Hinojosa, titular de un taller mecánico en Belchite (Zaragoza), que ha adquirido el silo de su pueblo. Para amortizar su inversión -unos 102.000 euros- adaptará como aparcamiento de su taller buena parte de los 5.400 metros cuadrados de la parcela del silo, aunque el potencial va más allá y sus hijos proyectan ya para el edificio principal un espacio de alojamiento vinculado al aprovechamiento de una vía ferrata de escalada, con una zona de recreo.
