El alcalde San Frutos y la alcaldesa Fuencisla, volverán a recorrer las calles de Segovia un año más acompañados de toda su familia, cinco gigantillas un poco más bajas y un buen grupo de cabezudos. Es la comparsa de Gigantes y Cabezudos, los guardianes de una tradición que se remonta, al menos, hasta el siglo XVI.
Según el historiador Ildefonso Rodríguez, se sabe que en 1608 un escultor de gran relevancia en Segovia, Felipe de Aragón (autor, entre otras obras del San Frutos de la puerta de la Catedral), es el encargado de vestir a los ocho gigantes que posee la villa: el gitano, la gitana, el negro, la negra, el español y la española y el turco y la turca. Ironías del destino, por aquel entonces reinaba Felipe III que decretó la expulsión de los moriscos, más de 300.000 personas que salieron de España y supuso la ruina de gran parte del país.
Los Gigantes que salen el 24 de junio tienen más de 100 años a sus espaldas. Los dos más grandes miden más de cuatro metros y pesan 85 kilos. La dificultad de su manejo, sobre todo en las cuestas, hace que las danzas que realizan tengan gran mérito.
Para Amada Peñalosa, de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, estas dos figuras son una singularidad local, que no se da en otras ciudades donde las figuras principales son el Rey y la Reina. Esta investigadora considera que las piezas actuales de la comparsa datan posiblemente de los años veinte del siglo pasado, aunque reconoce que no hay base documental pero sí fotografías antiguas y relatos personales.
las esculturas del alcalde y la alcaldesa miden cerca de cuatro metros y medio, y pesan 85 kilos cada una, lo que da idea de la dificultad de su manejo y del esfuerzo que deben realizar los que las llevan
Un patrimonio tan delicado, las figuras son de estuco y papel principalmente, ha estado en peligro, y si hoy podemos disfrutar de ello es gracias a personas como Juan Antonio Sanz, titiritero y restaurador, a él se debe, en gran parte, la recuperación de estas figuras que habían sido descuidadas y que él se encargó de cuidar y restaurar en 1994. A partir de entonces se convirtió en el custodio hasta su fallecimiento.
Otra particularidad de los Gigantes y Cabezudos es su acompañamiento musical. La tradición habla de un tamborilero que acompañaba los desfiles. El Segovia esa función la desempeñan desde hace más de 80 años Los Silverios, la familia que acompaña a la comparsa animando el desfile con su música. Ahora es toda la familia la que se reúne para el acontecimiento que tanto gusta a los pequeños y despierta la admiración de los turistas.
Este año música y comparsa se hermanan más si es posible con un cabezudo nuevo en honor a Mariano San Romualdo Egido, ‘Silverio’, uno de los más insignes dulzaineros de la provincia y quien durante décadas acompañó con su música a los gigantes y cabezudos. La figura ha sido realizada por el artesano Martín López, del grupo Tirotateiro.
