Tras las alegaciones recibidas en contra del estudio de impacto ambiental de la III fase de recarga de El Carracillo y todas las voces alzadas asegurando que es perjudicial para el río Cega, los regantes de la comarca han decidido manifestarse y mostrar los beneficios de un proyecto como este. Enrique Herranz, presidente de la Comunidad de Regantes, habló ante los medios locales para defender esta tercera fase del proyecto en la que se encuentran inmersos.
Los primeros datos que ofreció el presidente fueron en general sobre la comarca: triplica la media de trabajadores con respecto a Castilla y León con respecto a la industria de la horticultura. “Llevamos desde 1993 trabajando y se han conseguido muchas cosas respetando el medio ambiente, los usos del agua”, explicó Herranz.
En todo momento quiso dejar claro cuál es el momento en el que se encuentra la tercera fase del proyecto. Consta de dos actuaciones: una obra de recarga de los acuíferos y después el traslado del agua a través de tuberías a los pueblos de Sanchonuño, Arroyo de Cuéllar, Fresneda y Remondo. Después habrá una modificación de concesión en el río Cega; “se trata de adaptar la realidad del río al plan hidrológico nacional”.
Herranz manifestó sus intenciones de aclarar todas las informaciones recogidas en prensa estas semanas anteriores. En primer lugar señaló que esta modificación de concesión significa adaptar el río al plan hidrológico, es decir, adaptarse al caudal y respetar los abastecimientos a los pueblos.
“Para que os hagáis una idea, nosotros cogeremos del río entre un 15 y un 20% del agua, y de esa cantidad vamos a regar y después revertir agua mediante cauces y arroyos, al río Pirón y de ahí al Cega. La mitad de lo que se coja se devuelve al río Cega, que quede claro”, comentó Herranz, que además añadió que se están dando cifras que generalmente son erróneas.
Otra de las declaraciones que desmintió es la de que los regantes “van a secar el río”. “No es cierto, vamos a coger agua a partir de 600 litros por segundo, lo que nos pertenezca y se dejará pasar el río”, comentó.
Destacó la importancia de dejar claros todos estos términos, porque si hay “unos defensores del medio ambiente y la naturaleza somos nosotros mismos; queremos que en esta comarca haya una convivencia fluida entre el desarrollo de las empresas hortofrutícolas y los ciudadanos que viven en Cuéllar y alrededores”.
El presidente prosiguió desmintiendo y explicando con detalle ciertos temas que se han tratado por otros colectivos que se han mostrado en contra de esta tercera fase. Uno de estos aspectos fue el de la realización de la obra de recarga. Se va a construir en una zona de Gomezserracín que afecta a 800 hectáreas. Se va a recargar en invierno y extraer en los meses de verano, bajo el control de la comunidad de regantes y por todas las administraciones pertinentes, la Junta y Confederación Hidrográfica del Duero. Se va a realizar a base de unos niveles piezométricos que controlan la entrada y salida de agua, por lo que recargarán sin inundar los pinares, hasta que se marque el nivel idóneo de la recarga, así como el de extracción en verano.
Herranz confirmó que solo se sacará agua cuando se pueda recargar, y que se hará con menos de lo que se recargue. “Queremos recuperar los humedales de los pinares gracias a estas recargas, y que este nivel se vaya recuperando”.
Respecto al informe de impacto ambiental, asegura que se deja totalmente claro que no hay “afección al medio ambiente”, ni al río, ni a su flora y fauna, ni a los pinares, ni a los pueblos en los que se instalen las tuberías. “Tenemos que transmitir una tranquilidad a los ciudadanos de la comarca, que ese informe de impacto ambientnal se está tramitando para garantizar que no haya ninguna afección, y tiene que quedar claro”, reiteró el presidente. “Todos, aparte de tener empresas agrícolas, somos vecinos de los pueblos, y queremos que sea bueno y que en los medios se hable de las bondades de la comarca, el empleo que se genera y los productos de calidad que se recolectan y distribuyen por toda España”.
El proyecto de recarga afecta a los pueblos de Sanchonuño, Fresneda, Chañe, Arroyo y Remondo, y se busca regar un año 1.500 hectáreas, y al siguiente, en rotación, otras 1.500. Afecta a alredeor de 150 agricultores, aproximadamente, de El Carracillo. Los demás, por la parte de Chatún, Campo y Narros, están servidos con las fases anteriores, como explicó Herranz. Lo que buscan es que el mayor número de agricultores se vea beneficiado y nadie de toda la comarca tenga ningún perjuicio, sobre todo por malentendidos del proyecto o el informe en sí.
ALEGACIONES Desde la Comunidad de Regantes de El Carracillo se han visto algo sorprendidos por el revuelo de alegaciones negativas al informe de impacto ambiental, pero también reafirman las más de 600 positivas. “Estas aglutinan mucho más el sentir de la gente, del 80 o el 90 por ciento de la gente de El Carracillo y alrededores de Cuéllar”.
La contestación a todas estas alegaciones supone un proceso largo sobre el que ya se trabaja. Ahora mismo, las alegaciones se están estudiando para dar respuesta. No se sabe si será un mes, mes y medio o dos, pero toda esa documentación pasará a la sección de MedioAmbiente de la Junta de Castilla y León. Desde allí se emitirá la resolución, si ese estudio de impacto ambiental es favorable o desfavorable, además de los cambios que se realicen en el proyecto, de hacerlos.
Una vez que se emita el informe, se traspasa a Confederación Hidrográfica del Duero para que concedan la modificación, y por otro lado, al Instituto Tecnológico Agrario, ITACYL, que son los verdaderamente encargados de realizar la tercera fase del proyecto.
La polémica concentración parcelaria en los pinares de Gomezserracín “es una mejora”
Según los regantes, esta actuación es beneficiosa y va “en favor de la flora y fauna del hábitat, no en detrimento”, y siempre controlado
• Las últimas declaraciones hablan de pinares encharcados, sistemas de tuberías que acabarían con ecosistemas y otros aspectos que los regantes desmienten, porque el interés es “mejorar”
Aunque los inicios de todo el proyecto se remontan veinte años atrás, esta tercera fase levanta polémicas desde hace menos tiempo. Una de las partes afectadas llega a la localidad de Gomezserracín, a sus alrededores, sus pinares. En el proyecto se plantea una concentración de parcelas que a muchos no ha gustado, pero que para los regantes es, además de necesaria, “una mejora”.
“Ha creado revuelo porque cuando cada uno tiene su parcela y viene un cambio; afecta pero lo que se pretende en verdad es realizar un ordenamiento de parcelas, unos caminos de acceso a ellas, zonas comunes para realizar las obras de recarga y de extracción; en definitiva, todo eso va a redundar en unas mejoras muy importantes que se traducen en que las parcelas estén ordenadas y se pueda hacer una explotación de los pinares”, explica con detalle Herranz.
Considera el presidente de los regantes que, al fin y al cabo, los pinares, aparte de ser un hábitat natural donde se desarrolla la flora y la fauna, también es una explotación maderera. Para los regantes hay muchas ventajas que hay que trasladar a las personas afectadas. Hace hincapié en que es necesario transmitir tranquilidad y hacer ver que realmente esa concentración parcelaria “es muy buena”.
Otra de las partes sobre la que se muestra recelo es la de las recargas. Insiste en que los niveles piezométricos que van repercutir positivamente en la flora y fauna de los pinares. Otros colectivos han hablado de un sometimiento de los pinos a estrés hídrico, de la sequía en los pinares que ha obligado a talar más de lo habitual, pero según los regantes todo esto va a contribuir a combatirlo. La lucha está en que se comprenda, también a través del informe de impacto ambiental, y hacer una buena lectura del mismo, objetiva y rigurosa.
