Leía hace unos días a Luis Alberto De Cuenca, y entre otras cosas decía que “urge la revolución del sentido común y de la reconciliación definitiva” pues “una sociedad sin diálogo no va hacia ninguna parte”.
Para uno como yo, que trabaja los últimos años de su actividad laboral en la política, ver lo que está pasando este último año, le preocupa sobremanera. La obscenidad política, la permanente búsqueda de confrontación, la superficialidad de los mensajes, la mentira, la falta de diálogo, y la huida de los principios que nos unieron a todos los españoles hace 42 años, me lleva a la frustración.
A veces, me quedo con ganas de decir, hasta aquí, pues tener un permanente y constante acoso y derribo de los que no piensan como tú, ni viven como tú, ni quieren como tú, es demoledor. Desean y quieren barrerte del mapa utilizando todo tipo de artimañas, modos y maneras.
No sabemos el futuro que nos deparará ésta devastadora pandemia, pero España, no será la misma
Pero, no, me niego y lucharé, para que dejen de dividir a la sociedad y enfrentarnos a los españoles para tratar de sacar rédito político; porque estoy en contra de que hagan lo que quieran, sin ningún control, que se busquen así mismos e impongan sólo su verdad, que actúen como dictadores y que no sean capaces de reconocer ni un sólo error. Controlar el poder judicial y que hablen de transparencia, cuando no acuden al Parlamento y se niegan a dar la información de gestión del Gobierno, nos lleva a decir que éste es el gobierno menos transparente de la democracia.
No sabemos el futuro que nos deparará ésta devastadora pandemia, pero España, no será la misma a nivel político, económico o social y, el precio de momento lo han pagado con su vida casi 90.000 ciudadanos inocentes, con su trabajo 750.000 personas y con el cierre de negocios, casi 200.000 emprendedores. Y esto, no termina hoy.
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(*) Diputado del PP por Segovia.
