En estos Presupuestos, que ayer pasaron el primer trámite en el Congreso de los Diputados, se sustancian dos cuestiones, una la política y otra la económica y, para desgracia de todos los españoles, la cuestión política prima sobre la económica.
El Gobierno una vez más, ha escogido a sus socios de investidura para que le aprueben los PGE, y eso es una deriva radical de consecuencias muy peligrosas, por el peaje y chantaje que se tendrá que pagar por ello. Con Bildu y con ERC no se está negociado si las cuentas públicas son buenas o malas, sino del acercamiento de presos etarras a cárceles próximas al País Vasco, del indulto de los presos políticos condenados por el golpe de estado en Cataluña, de la mesa de negociación bilateral entre el Estado español y el “estado catalán” o eliminar el castellano como lengua vehicular en Cataluña. Sánchez ha elegido la vía radical y excluyente, convirtiendo a los independentistas y a los de Bildu en socios centrales de las decisiones del Estado.
Pactar los PGE del Estado con los enemigos de España puede dar estabilidad a Sánchez e Iglesias, pero lleva a España a una tremenda inestabilidad institucional. Sánchez ha elegido entre el apoyo de los constitucionalistas y moderados o el de los excluyentes, y esto lo ha hecho porque es lo que ha querido. Una vez más Sánchez se ha quitado la mascarilla-disfraz y se muestra tal cual es. Sánchez ha elegido en definitiva, al bloque de aquellos que sólo quieren la destrucción del Estado español y de todo aquello que representa los 43 años de prosperidad , entendimiento y por supuesto libertad en España de nuestra reciente historia.
No entiendo, la verdad, cómo ante este acuerdo tan escandaloso, nadie del PSOE levante la voz y diga basta.
Ah, y de la vertiente económica, hablaré la semana próxima.
——
(*) Diputado del PP por Segovia.
