Tras la aprobación de la Constitución en 1978, España comenzó el cambio auspiciado por la Carta Magna con el inicio del proceso autonómico que cambiaría el modelo centralista por otro basado en dotar de autogobierno a las regiones. Con una recién estrenada democracia, la implantación de este nuevo modelo suscitó dudas, incertidumbres y problemas que se hicieron más evidentes en regiones como Castilla y León, donde en provincias como León o Segovia surgieron corrientes políticas que defendían la constitución de autonomías provinciales.
Casi cuatro décadas después, algunos de los políticos que fueron parte activa en el complicado proceso que finalmente derivó en la incorporación de Segovia a Castilla y León pusieron en común recuerdos y experiencias en la mesa redonda ‘Segovia en la construcción de Castilla y León’ organizada por las Cortes de Castilla y León en el marco de las actividades organizadas para conmemorar el 35 aniversario de la aprobación del Estatuto de Castilla y León.
El aforo del auditorio del Museo Esteban Vicente se quedó pequeño para albergar al numeroso público que participó en el debate moderado por la periodista Teresa Sanz Tejero, en el que estuvo presente una amplia representación de la sociedad civil segoviana.
La presidenta de las Cortes de Castilla y León Silvia Clemente introdujo el inicio de la mesa redonda para evocar un camino que “no ha sido fácil”, y que llevó a las fuerzas políticas y sociales a tener “duros enfrentamientos” entre los partidarios de la uniprovincialidad y los de la incorporación a la región.
La incorporación a la región mediante Ley Orgánica por motivo de interés nacional puso fin a un conflicto en el que Clemente destacó que las propuestas “que abogaban por alterar el marco territorial lo hicieron dentro del marco constitucional vigente, a diferencia de lo ocurrido en otras comunidades donde no se ha dudado en quebrar las reglas del Estado de Derecho para lograr el objetivo de la independencia”.
Así, la incorporación de Segovia a la comunidad y la posterior aprobación del Estatuto de Autonomía hizo posible “definir un auténtico proyecto de comunidad que se ajusta a al singularidad y características propias del territorio”, y a lo largo de todo este tiempo ha sabido conservar “una identidad común que nos une y nos define como comunidad de historia y de cultura”. Además, recordó que la configuración de la comunidad “ha contribuido al progreso y el bienestar de los castellanos y leoneses y dotarles de mejores y más servicios”.
dificultades
En la mesa redonda, los políticos y profesionales intervinientes subrayaron las dificultades políticas y sociales que el debate sobre la uniprovincialidad trajo a Segovia desde que la Diputación Provincial decidiera declarar a Segovia como comunidad autónoma provincial hasta que se incorporó a la región por la citada ley orgánica.
Jesús Fuentetaja, que vivió este proceso en primera persona como funcionario de la corporación provincial aseguró que Segovia “no tenía una sensación de rechazo a la autonomía, sino un miedo a salir adelante, porque entonces no se sabía que era lo mejor”. Así, señaló que aunque en este proceso “no había prisas”, la amenaza golpista concretada el 23 de febrero de 1981 hizo que el Gobierno planteara cerrar el mapa autonómico “para tranquilizar a los militares”, quebrando así la política de “quietos y a esperar” auspiciada desde los poderes públicos provinciales de la época.
El socialista Luis Solana recordó su llegada a Segovia desde su óptica de diputado ‘paracaidista’, a instancias de Felipe González y señaló que su visión sobre Segovia y Castilla cambió una vez afincado tras conocer al historiador Anselmo Carretero, al que definió como “obsesionado” con la idea de Castilla. Solana reconoció su rechazo a la uniprovincialidad y su opinión favorable a que Segovia hubiera tenido una mayor conexión con Madrid, aunque aseguró que la provincia fue “modélica” a la hora de aceptar su integración en Castilla y León.
Desde el Gobierno de la época, el que fuera Ministro de Administraciones Públicas Rodolfo Martín Villa realizó un análisis pormenorizado del complicado puzle autonómico, señalando que su aplicación se realizó “de la ley a la ley por la ley”, y señaló que jurídicamente se realizó de forma “intachable”, aunque reconoció que los fallos “no son achacables a la Constitución, sino a algunas actitudes de falta de lealtad constitucional muy similares a las que estamos viviendo con Cataluña en este momento.
intereses
En el plano más local, Luis Pérez de Cossio, que fue secretario general de UCD en la etapa del debate uniprovincial, destacó que este proceso se puso en marcha en plena desintegración del partido no sólo en la provincia, sino a nivel nacional, y aseguró que se pusieron sobre la mesa “intereses personales” que apostaron por que Segovia fuera “cabeza de ratón en lugar de cola de león”. Pese a ello, apuntó el éxito del nuevo modelo autonómico, aunque subrayó la necesidad de fomentar desde el punto de vista institucional un “sentido de comunidad”.
Para el primer alcalde de la democracia en Segovia José Antonio López Arranz, los recuerdos de la época se centran en las dificultades de estar situado “en la primera línea de fuego”, con manifestaciones a favor de la uniprovincialidad donde entre los manifestantes “se veían cadenas y no había nieve. López Arranz valoró el papel del PSOE y del entonces PCE a la hora no solo de sustentar el apoyo a la incorporación a Castilla y León, sino también la propia acción de gobierno local, ya que en la bancada de concejales centristas de la época había una mayoría a favor de la autonomía uniprovincial.
Aun echando la vista atrás, todos finalmente reconocieron los logros obtenidos en este camino hacia la construcción autonómica , resumidas en la frase de Luis Solana: ”creo que todo el mundo tiene que trabajar para lo que funcione bien a los ciudadanos”.
