La tercera jornada de las fiestas estuvo marcada por el buen ambiente y el entusiasmo de la carrera de los más pequeños desde el Pilón hasta la Plaza.
Nuevo día en San Lorenzo, nueva jornada de fiestas. El barrio más septentrional de la ciudad disfrutó de un lunes repleto de eventos, comidas y diversión en el que tanto pequeños como mayores pudieron participar en diversas actividades preparadas por algunas de las peñas. El domingo por la noche, el día anterior, había tenido lugar el primer encierro popular de las festividades.
Las vaquillas, que salieron a la hora prevista, a las 22.00, trazaron el recorrido desde la calle del Puente de San Lorenzo hasta la plaza de toros habilitada en la calle Cardenal Zúñiga sin ningún tipo de incidente. Después, a medianoche, comenzó la tradicional verbena en la que los vecinos sacaron todas sus ganas de fiesta. El presidente de la Comisión de Fiestas, José Luis Segovia, se congratuló del buen ambiente, revelando que la única pega fue que “a las tres tuvieron que recoger”.
La jornada comenzó con gran energía a las once de la mañana con un taller de percusión dirigido por el músico Rony. A ella acudieron principalmente los más pequeños, que aprendieron los elementos básicos de la ‘batucada’ brasileña. Pese a que el horario temprano podía chocar con el sueño de algunos, los eventos mañaneros no adolecieron en ningún momento de falta de participación.
Así se pudo apreciar a las doce y media, cuando se congregó una multitud de niños ansiosos por jugar y disfrutar de su particular encierro. Cada uno de ellos portaba la camiseta de su correspondiente peña, en una riada multicolor donde se podían distinguir expresiones como “retorno” o “volver a vernos”. Todo el barrio bullía de ilusión por la recuperación de unas fiestas siempre memorables.
encierro infantil
Antes de que los toros -carretillas llevadas por vecinos y equipadas con pistolas de agua y cuernos de plástico- salieran a perseguir a los niños, una charanga hizo acto de presencia y comenzaron a amenizar la espera. Muchos de los presentes se arrancaron a bailar. Acto seguido, tres cabezudos comenzaron a repartir globos entre los niños, que ya calentaban para el encierro siguiendo a la banda y a las figuras.
Quince minutos más tarde, sonó un petardazo y los tres toros irrumpieron frente al Pilón. Todos los niños salieron raudos hacia la Plaza de San Lorenzo en una carrera que parecía ensayada. Los animales les siguieron mojando a todo el mundo con sus pistolas hasta que llegaron a la Plaza de San Lorenzo, donde prosiguió la persecución durante más o menos una hora. Mientras tanto, los adultos permanecieron en los lindes de la plaza, en las zonas habilitadas como burladero, disfrutando de un vermú.
Mientras tanto, al otro lado del barrio, pasado el Puente de San Lorenzo, ya se estaba preparando la siguiente fase de la fiesta. Detrás de las casas de la calle San Vicente el Real, en un patio conocido como El Cuadrado, algunas peñas habían montado sus sedes temporales para las fiestas. En uno de esos patios improvisados, la Peña Bacanal celebró su XX aniversario con un ‘Oktoberfest’. Entre cervezas de trigo y salchichas alemanas, los vecinos se fueron acercando para disfrutar de un almuerzo algo diferente.
Los peñistas confirmaron que “llevaban tiempo pensando en hacer algo especial por los veinte años”. Al final optaron por esta típica celebración alemana para la que además muchos de los presentes llevaban el atuendo bávaro e incluso se habilitó un ‘photocall’ para todo aquel que quisiera participar en el festín.
A la hora de la comida, en la Alamedilla Mariano Contreras se organizó una multitudinaria ‘macarronada’ en la que tampoco faltaron asistentes. De hecho, tal y como confirmó José Luis Segovia, no quedó ni rastro de las “más de 1.200 raciones de macarrones” que se habían preparado para la ocasión.
La tarde estuvo también repleta de actividades. A eso de las 19.00 se abrió una lanzadera de agua que bajaba por la calle Santa Catalina y que, con sus más de 100 metros de longitud, hizo las delicias de peñistas y de todo aquel que quiso tirarse.
El presidente señaló también el papel clave de las peñas. Muchas de ellas, como la Bacanal, tienen doble motivo de celebración, pues conmemoran también los aniversarios de sus respectivas creaciones. Desde conciertos hasta cuentacuentos, pasando por el Oktoberfest mencionado, estas asociaciones populares han cumplido su papel trayendo al barrio actividades para todos los gustos. Por otro lado, el gran número de peñas contribuye a que, en todo momento, haya algún rincón del barrio donde la fiesta no encuentre un momento de respiro. En concreto, son 69 las peñas con las que cuenta el barrio.
Así, esta edición de las fiestas de San Lorenzo parece que compensará la ausencia de celebración impuesta por la pandemia de covid en los años anteriores. Los vecinos, deseosos de volver a juntarse, han respondido con creces a la nueva convocatoria, colmando las calles del barrio de música, comida y, sobre todo, de alegría
