Hace unos meses, un verdadero artista pintaba en las paredes de una fachada de las llamadas Casas de los Maestros, un mural en el que aparece una maestra enseñando a su alumna, dentro del llamado arte urbano que se está fomentando en este municipio de El Espinar.
Así que aprovechando esta ocasión, nos pararemos en una de las profesiones más vocacionales y con más importancia en la vida de las personas, el maestro o la maestra.
Su significado abarca más que el sentido de la docencia, es una autoridad intelectual y moral. Su sentido es el de formar a unos alumnos para que tengan un conocimiento más global del saber.
Nos dan las bases para nuestra formación en la vida, en el sentido más amplio de la palabra, pues son los que ponen los primeros cimientos para nuestro desarrollo, por lo que no nos puede ser raro escuchar, que en las antiguas enciclopedias que usaban nuestros padres apareciera que “las personas que mandaban en un pueblo eran en primer lugar el maestro y en segundo y tercer lugar el médico o el cura”.
Su trabajo era tan valorado en épocas lejanas, que se estableció una ley por la cual todos los ayuntamientos tenían la obligación de facilitar viviendas a los maestros de enseñanza primaria. Y aunque esa ley quedó suprimida por otra posterior del año 1953, las viviendas siguieron siendo habitadas por los maestros, por la obligatoriedad que tenían estas instituciones de conservarlas y repararlas, hasta finales del siglo XX.